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Combatiendo la contaminación por plásticos en Galápagos

  • Fecha: 29 octubre 2018
  • Por: Brendan Borrell

En todo el mundo, los humanos producen alrededor de 1,300 millones de toneladas de desechos plásticos por año, cifra que aumentará a 2,200 millones para el año 2025.

Un bobo patas azules se dirige al agua a gran velocidad en Galápagos.

En un laboratorio de la Fundación Charles Darwin ubicado frente al océano, en las Islas Galápagos, Tomas Hannam-Penfold se inclina sobre un microscopio, rodeado de bolsas de basura que fueron llenadas con plástico encontrado en las playas cercanas. Coloca un pequeño fragmento blanco en la iluminada placa de Petri y me hace un gesto para que mire por el ocular. La pieza de plástico está cubierta con diminutas espirales: cáscaras de huevos de un tipo de gusano marino.

La basura plástica ya es un problema en Galápagos. Hoy en día, científicos como Hannam-Penfold están analizando el impacto de las especies invasoras que flotan, por ejemplo, en una botella de refresco. Aunque este gusano marino en particular ya es un residente de las islas, también ha encontrado un percebe que nunca se había reportado anteriormente en el área. La introducción de cualquier nueva especie, incluso una microscópica, representa una importante preocupación para la conservación en Galápagos y su biodiversidad.

En todo el mundo, los humanos producen alrededor de 1,300 millones de toneladas de desechos plásticos por año, cifra que aumentará a 2,200 millones para el año 2025. En países como Ecuador, cuyos servicios de recolección de basura son limitados, algunos de estos desechos plásticos terminan inevitablemente en los océanos o en las playas, donde tienen el potencial de dañar la vida silvestre y la salud humana. Es un problema que WWF, la comunidad local y otros socios están combatiendo de frente en Galápagos.

"Cuando eres más joven quieres conservar las tortugas", dice sonriente el biólogo Mario Piu. "Pero cuando creces tienes una visión más grande".

La visión más amplia de la que habla Piu se refiere a las montañas de plástico que llegan a las bandas transportadoras (se refiere a las bandas transportadoras que se encuentran en su trabajo). Como jefe de Manejo Ambiental del gobierno local de la Isla Santa Cruz, la comunidad más grande de Galápagos, él está a cargo de este prominente sistema integral de manejo y reciclaje de desechos sólidos que WWF ayudó a implementar con el Gobierno Municipal de Santa Cruz. La implementación comenzó en 2006 y se ha ampliado desde entonces. Actualmente, más del 50% de todos los desechos, incluyendo los materiales reciclados y orgánicos generados en la isla de Santa Cruz, se están reciclando. "Podemos evitar la contaminación de nuestros mares si mejoramos el manejo de residuos los en tierra", dice.

Piu, quien comenzó a preocuparse por los plásticos tras liderar limpiezas de playa en la década de 1990, dice que el próximo paso es evitar que los productos plásticos lleguen a las Islas Galápagos. Una reciente ley prohíbe la distribución o comercialización de pajillas o popotes de plástico, bolsas plásticas desechables, recipientes de comida y vajillas de poliestireno, y botellas de refrescos y cervezas no retornables en las islas, aunque esos productos se utilizan indistintamente.

El Consejo de Gobierno de Galápagos, WWF y otros socios han estado difundiendo información sobre esta ley a través de una campaña de información que involucra señalamientos en los aeropuertos locales y muelles así como actividades de divulgación en tiendas y restaurantes. WWF también ayudó al gobierno de Galápagos a desarrollar la ordenanza provincial que regula la importancia de los plásticos y poliestireno de un solo uso, y continúa fungiendo como miembro del Comité de Manejo de Plásticos del archipiélago.

La gente de Galápagos también está poniendo de su parte para proteger sus islas y hacer frente a este problema global. Las comunidades locales y los activistas se han movilizado para establecer limpiezas costeras y campañas de concientización sobre el uso de plásticos.

Pero Hannam-Penfold, el investigador, no está especialmente preocupado por quedarse sin material de estudio en el futuro. Después de todo, la mayor cantidad de desechos plásticos llega a Galápagos por medio de las corrientes oceánicas, de lugares donde aún las lecciones no se han aprendido.

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