5 maneras cómo los dañinos subsidios pesqueros impactan a las comunidades costeras

La salud de nuestro planeta -y nuestro propio bienestar- depende de océanos con abundantes recursos naturales. Los océanos proveen pero también necesitan prosperar. La pesca sostenible puede ser una efectiva forma de equilibrar las necesidades de las personas y la naturaleza así como proteger los complejos ecosistemas y al mismo tiempo brindar la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia que las comunidades costeras necesitan. Pero para lograr esta visión existe un gran obstáculo: el apoyo que se otorga con el dinero de los contribuyentes a insostenibles actividades pesqueras.

Cada año, los gobiernos gastan aproximadamente $22 mil millones de dólares para compensar el costo que las pesquerías tienen en cuanto a combustible, artes de pesca y la construcción de nuevas embarcaciones. Sin embargo estos apoyos financieros fortalecen la industria pesquera e impulsan la sobrepesca en todo el mundo, generando un desmedido impacto en las comunidades costeras más vulnerables. Explicamos por qué:

1. Más esfuerzo, menos captura

Las embarcaciones pesqueras de todo el mundo tienen la capacidad de capturar más peces que antes gracias al enorme aumento del número de embarcaciones y la potencia de sus motores. Aún así, la captura mundial se ha mantenido igual desde finales de los años ochenta. Eso significa que, en promedio, los 40 millones de personas cuyo trabajo depende directamente de la pesca están gastando más tiempo y recursos para arribar la misma cantidad de peces. A menudo son los pescadores costeros quienes ven que sus esfuerzos de pesca no son recompensados y sus ingresos disminuyen.

2. Reducción de recursos

El creciente esfuerzo pesquero ha tenido un impacto devastador en las poblaciones de peces. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la cantidad de poblaciones sobreexplotadas en todo el mundo se ha triplicado en medio siglo y hoy en día un tercio de las pesquerías evaluadas del mundo están actualmente más allá de sus límites biológicos. En general, la disminución se ve reflejada en capturas más pequeñas, peces de menor tamaño y, a menudo, especies de mucho menor valor comercial.

3. Desventajas competitivas

En lugares como la costa oeste de África y el Pacífico sur, los pescadores locales que trabajan con embarcaciones pequeñas se ven obligados a competir con embarcaciones extranjeras subsidiadas que envían sus capturas al extranjero. El resultado es un desplome de los ingresos y el aumento de los precios de los alimentos en las comunidades que dependen del pescado como principal fuente de proteínas.

4. Las malas decisiones se convierten en políticas públicas

Los subsidios a menudo promueven que la pesca se lleve a cabo con un intensivo uso de combustible y buques de mayor escala. Tales subsidios son doblemente dañinos ya que fomentan el derrochador uso de combustible y apoyan prácticas de pesca destructivas, como la de arrastre en aguas profundas. Pero una vez que los subsidios se incorporan a la política gubernamental, las reglas son muy difíciles de cambiar.

Los grandes subsidios otorgan incentivos económicos para continuar pescando incluso cuando las poblaciones de peces ya están en declive y la pesca ya no es rentable. Esto significa que será mucho más difícil lograr que tengan éxito los esfuerzos necesarios para reconstruir las poblaciones mediante controles de captura y una mejor gestión.

5. Los subsidios benefician la actividad ilegal

La pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR) ocasiona que las poblaciones de peces disminuyan mientras que los subsidios perjudiciales agudizan el problema. Los expertos estiman que cada año se destinan miles de millones de dólares de fondos gubernamentales en apoyo a actividades de pesca ilegal de flotas de aguas distantes que roban los recursos y la seguridad de las comunidades costeras. Las operaciones ilícitas a menudo están relacionadas con la trata de personas y la esclavitud en el mar, que también afectan desproporcionadamente a las comunidades costeras más vulnerables.

El momento de acabar con los dañinos subsidios pesqueros es ahora. La Organización Mundial del Comercio (OMC) está negociando el fin de los subsidios perjudiciales en el sector pesquero, pero lo han estado haciendo durante demasiado tiempo.

WWF es una de las casi 60 organizaciones que han pedido a la OMC lograr un ambicioso acuerdo para el año 2019. Es poco probable que se cumpla en ese plazo. La OMC ahora debe enfrentar el desafío en los próximos meses con verdadera urgencia y voluntad política para poner fin a estos apoyos, provenientes de los recursos de los contribuyentes, que están arrasando con los recursos marinos. En cambio, si estos apoyos se destinan a mejorar la gobernanza y la gestión de la pesca, los resultados serán muy distintos: tendremos un entorno marino saludable y productivo, abundantes poblaciones de peces y medios de subsistencia sostenibles en los años venideros.