¿A dónde van las abejas en invierno?

Un gran número de insectos de climas templados sobreviven estos duros meses con un comportamiento verdaderamente radical

Arriba: Los abejorros evolucionaron en los Himalayas durante un período de enfriamiento global. Los abejorros son uno de los pocos insectos que pueden calentar sus cuerpos en condiciones de frío; lo hacen dislocando sus alas de sus músculos de vuelo y haciendo vibrar sus cuerpos. Aquí, un abejorro obrero ha trepado hasta las raíces de una planta alpina para calentar su cuerpo durante una tormenta de aguanieve a 9,000 pies (2,700 m) de altura, en la cordillera Bridger, en Montana.

¿Alguna vez te has preguntado adónde van las abejas, las mariposas y otros insectos durante los meses de invierno? Esperamos verlos volando entre las flores y escabulléndose por el suelo del bosque durante la primavera, el verano e incluso en el otoño. Sin embargo, una vez que las temperaturas bajan y los copos de nieve comienzan a caer, es fácil asumir que estas criaturas desaparecen. Y aunque muchas desaparecen (desde nuestro punto de vista), una gran cantidad de especies sobreviven estos duros meses empleando un comportamiento verdaderamente radical.

A forest bumble bee visits brightly colored wildflowers at 10,000 feet

La capacidad de los abejorros para soportar temperaturas frías les permite sobrevivir a los inviernos en lugares inhóspitos como la cordillera Beartooth, en Wyoming, donde las tormentas de nieve son habituales incluso en pleno verano. En la imagen, un abejorro del bosque (Bombus sylvicola) visita flores silvestres a 10,000 pies (3,000 m) de altura.

Tomemos como ejemplo a nuestros viejos amigos, los abejorros. Para mí, no hay nada más parecido al verano que el zumbido de uno de estos gordos y peludos polinizadores. De hecho, el cuerpo rechoncho y el temperamento apacible de estos insectos los colocan en la listas de los mejores insectos. Pero estos atributos no son sólo por cuestión de estilo: son fundamentales para su supervivencia.

Los abejorros evolucionaron hace unos 25 a 40 millones de años en los antiguos Himalayas durante un período de enfriamiento global. Los primeros abejorros, que vivían cerca del monte Everest, tenían un aspecto más parecido al de las avispas. Sin embargo, a medida que el clima se enfrió, desarrollaron un pelo más grueso y cuerpos más grandes para conservar el calor. También desarrollaron la capacidad de dislocar las alas de los músculos de vuelo, lo que les permite hacer vibrar su cuerpo para aumentar el calor corporal. De hecho, los abejorros son uno de los pocos insectos que pueden regular su propia temperatura corporal. La mayoría de los demás insectos dependen únicamente del calor del sol para hacerlo. Como resultado, no es raro ver abejorros volando cuando hay nieve en el suelo, incluso en hábitats alpinos o en los picos de las montañas. De hecho, existe una especie de estos ingeniosos insectos conocida como abejorro alpino (Bombus polaris), que vive por encima del Círculo Polar Ártico.

Al final del verano aparecen nuevas reinas de abejorros y se aparean. Estas reinas se llenan de polen y néctar hasta que las temperaturas otoñales se vuelven demasiado frías para que las flores sobrevivan y que las abejas sigan buscando alimento. En ese punto, las reinas buscan una pendiente orientada al norte (que permanece más fresca) y cavan un pequeño agujero en el suelo, a menudo entre las raíces de los árboles. Este es el único momento en que un abejorro cava. Después de haber elegido su lugar de hibernación, la reina construye una pequeña copa de cera, que llena de néctar, una herramienta clave en su kit de supervivencia. A medida que se acerca el invierno, el suelo comienza a congelarse y, en muchos lugares, la nieve y el hielo cubren su madriguera. Sin embargo, dentro del suelo, su cuerpo puede permanecer lo suficientemente cálido como para evitar que entre en un estado de hibernación (brumación es el término que se utiliza para los insectos). Sin alimento, perdería peso rápidamente y moriría de hambre. La naturaleza errática de un clima que se calienta puede provocar que los abejorros que hibernan se despierten con demasiada frecuencia para mantener su peso corporal durante los meses en los que no pueden salir de la madriguera y buscar alimento, lo que provoca que mueran antes de que la primavera y las flores hayan regresado.

Las reinas de abejorros occidentales (Bombus occidentalis), en peligro de extinción, necesitan temperaturas gélidas para sobrevivir a su período de descanso invernal. Al igual que los osos, si su metabolismo aumenta demasiado, quemarán prematuramente sus reservas de grasa invernal, las cuales les permiten sobrevivir los meses más fríos del año (bajo condición controlada).

Durante los largos meses de letargo del invierno (un prolongado estado de inactividad similar a la hibernación), los cuerpos de las reinas se congelan casi por completo. Sin embargo, los insectos cuentan con otro truco más que les permite sobrevivir a este frío extremo: una sustancia llamada glicol. El glicol es un anticongelante que evita que la hemolinfa (la "sangre" de los insectos) de las abejas se congele y forme cristales de hielo, que destruirían sus tejidos corporales. Otros animales de lugares propensos al frío, incluidas algunas mariposas e incluso la rana de bosque, un anfibio asombroso, también han evolucionado para producir glicol. Una vez que han pasado los meses de invierno y la nieve ha comenzado a derretirse, la reina abejorro comenzará lentamente a mover sus patas y su cuerpo hasta que pueda activar sus músculos de vuelo, calentándose hasta el punto en que pueda emerger y alimentarse de las flores primaverales que esperan su llegada. Después de recuperar sus fuerzas, comenzará a buscar una madriguera abandonada de algún roedor o montón de pasto adecuado en el que pondrá sus huevos y tendrá a sus crías.