Cómo disfrutar tu café en la mañana y generar menos emisiones

A cup of black coffee in a white cup and saucer

Todo comenzó cuando mi hijo de tres años tenía alrededor de 18 meses de haber nacido. Yo bajaba por las escaleras para iniciar uno de los rituales matutinos más importantes: preparar mi café. Digo mi café porque, si bien es para mí y mi esposo, soy yo quien bebe más de la mitad de lo que preparo la mayoría de los días.

Abro el gabinete, saco una bolsa de granos tostados localmente y la vierto en el molinillo. Luego, mi hijo empieza “El baile del café”, así le llamamos porque le gusta bailar al ritmo del molinillo de café. Creo que nunca dejaré de hacer El baile del café, incluso más adelante cuando a mi hijo ya no le interese, lo cual estoy segura será antes de lo que me gustaría.

Mientras se muele el café, lleno mi tetera eléctrica para calentar el agua. Saco una de mis (tres) prensas francesas o, si me apetece, mi Chemex. Vierto los granos molidos y después un poco de agua para que florezca el aroma brevemente y luego el resto del agua.

Yo espero.

Los cuatro minutos parecen una eternidad, pero vale la pena esperar mientras tomo una de mis tazas favoritas y me sirvo mi primera taza de café, negro. Inhalo el aroma y disfruto mi primer sorbo. Inevitablemente, a medida que atiendo las necesidades del desayuno de los niños, mi café se enfría pero de todos modos lo saboreo.

Quizá tu rutina matutina se parezca a la mía, aunque admito ser un poco exigente con mi café después de haber trabajado con productores de café en la República Dominicana. Una vez al año me deleito cuando mi tostador de café local favorito recibe su lote anual de la Finca Ramírez, una de las fincas de café de la República Dominicana que visité durante mi entrenamiento en el Cuerpo de Paz.

Tal vez tu rutina implique preparar tu cafetera la noche anterior para que la cafetera cronometrada amanezca caliente y fresca cuando entres a la cocina. O quizás frecuentas cierta cafetería donde conocen tus gustos, pero con frecuencia escriben mal tu nombre en el costado de la taza.

Sea como lo tomes, el café es evocador y es todo un ritual. Además es uno de los cultivos seriamente afectados por el cambio climático. En otro blog y en este estudio de WWF se analizan las emisiones de gases de efecto invernadero y los impactos ambientales en las fincas; sin embargo, el envasado, el tostado y el colado también contribuyen a las emisiones de esta bebida matutina.

La preparación de café genera emisiones debido a la energía necesaria para calentar el agua. En algunos casos, como cuando se usa una olla eléctrica para mantener la temperatura o el simple hecho de mantener el café caliente es otro factor que contribuye. La forma en que se prepara el café influye considerable en el nivel de emisiones durante la etapa de elaboración de cada taza. Algunos métodos como mi prensa francesa aportan aproximadamente 1 kg de CO2e/kg de café tostado (RC). Las cafeteras automáticas, en cambio, generan entre dos y hasta seis veces esa cantidad (2.5-6 kg CO2e/kg RC) debido a una mayor demanda de electricidad.

Entonces, ¿cómo puedes hacer que tu taza sea más sostenible? 

Prepara únicamente lo que vayas a consumir; el desperdicio de alimentos (y bebidas) hace que se eche a perder no solo lo que ya generaste, sino también todos los recursos que se utilizaron para cultivar los alimentos (o, en este caso, los granos de café). Me gusta guardar el café sobrante y preparar café helado al día siguiente. Evita cafeteras que estén siempre encendidas desperdiciando energía para mantener el agua caliente durante largos periodos de tiempo. Muchas oficinas y cafeterías cuentan con máquinas de este tipo. Intentar influir en la política laboral o ir a cafeterías donde el café se sirve recién hecho en pequeños lotes. Y si deseas cambiar a una prensa francesa, no dudes en escribirme. Tengo algunas ideas y algunos pasos de baile que podrán hacer tu experiencia más agradable.