Estudio sugiere que las áreas protegidas e indígenas son claves para conservar al jaguar en la Amazonía
- Fecha: 20 mayo 2020
La pérdida del hábitat de los jaguares está considerada como la mayor amenaza que enfrentan estos felinos, debido a que requieren de grandes extensiones de territorio para sobrevivir. El desarrollo de infraestructura, la expansión de las actividades agrícolas y ganaderas, y la pérdida de vegetación son factores que han degradado y fragmentado su hábitat.
Teniendo en cuenta estas problemáticas, un estudio reciente sugiere que tanto las áreas protegidas como las tierras indígenas cumplen un papel determinante en el mantenimiento de vertebrados terrestres en los bosques tropicales, incluyendo al jaguar. Estas zonas sirven de refugios para especies amenazadas, como el gran felino.
Este estudio fue realizado por científicos de WWF en Colombia, Ecuador y Perú junto a investigadores locales y comunidades indígenas. Su trabajo surgió ante la necesidad de conocer la población de jaguar en un corredor fronterizo de los tres países, ubicado en la Amazonía. Esta es la primera investigación poblacional de jaguar dentro de un parque nacional en Perú (Parque Nacional Gueppi Sekime) y uno de los primeros en tierras indígenas y áreas protegidas de Colombia y Ecuador (Reserva Faunística de Cuyabeno y Resguardo Indígena Predio Putumayo, respectivamente).
Se trata de un trabajo minucioso que duró dos años y acaba de ser publicado en la revista Science Direct, cuyos resultados permitirán definir estrategias de conservación para esta icónica especie. Gracias a esta investigación, se logro estimar la población de la especie en estos tres territorios.
“Los entornos de conservación transfronterizos que incluyen áreas protegidas y tierras indígenas con sistemas de producción sostenibles son ejemplos reales de que es posible mantener una fortaleza en esta parte de la Amazonía para vertebrados como el jaguar, que se mueve a través de las fronteras geopolíticas. Nuestros resultados indican que, afortunadamente, esta parte del noroeste de la Amazonía aún no ha sido modificada sustancialmente por las actividades de los humanos”, señala el estudio.
Estudiando al guardián de la Amazonía Norte
Desde el año 2017, WWF y los investigadores de las comunidades locales e indígenas han trabajado en esta investigación para determinar la ocupación y abundancia de jaguares y sus presas instalando un total de 129 estaciones de cámaras trampa en tres áreas del Corredor Napo-Putumayo: Reserva de Producción Faunística Cuyabeno (Ecuador), Parque Nacional Gueppi-Sekime (Perú) y en el Territorio Indígena Predio Putumayo (Colombia). Este esfuerzo implicó el análisis de 64,700 fotos tras 10,500 horas de trabajo a lo largo de 540 km2.
Este conteo se realizó considerando una particularidad del jaguar, el patrón de manchas que se ubican en su pelaje conocidas como “rosetas”, las cuales son únicas para cada individuo y que permiten identificarlos. Además, una variable que influye en maximizar la detección de este felino es haber instalado las cámaras en trochas despejadas. Los jaguares, al ser territoriales, usan estos espacios para patrullar y este comportamiento permite que exista mayor probabilidad de obtener recapturas en las fotos.
“WWF impulsa el mantenimiento de los corredores biológicos porque su conservación está ligada a la conectividad de los entornos, que asegura el intercambio genético entre las diferentes poblaciones de jaguares a lo largo de toda la Amazonía”
Vania Tejeda
Oficial de Biodiversidad de WWF-Perú
Indicador de un entorno saludable
El jaguar es uno de los indicadores del estado de conservación de los bosques. Un ecosistema saludable se caracteriza por poblaciones viables de jaguares y de las presas de las que se alimenta. Además, es considerada una especie sombrilla, ya que su conservación asegura la de otras especies con las que convive y de las que se alimenta.
“Para mantener poblaciones viables de especies con amplio requerimiento de territorio, como es el caso del jaguar, WWF impulsa el mantenimiento de los corredores biológicos porque su conservación está ligada a la conectividad de los entornos, que asegura el intercambio genético entre las diferentes poblaciones de jaguares a lo largo de toda la Amazonía. Para el jaguar, el corredor Napo-Putumayo es de gran importancia porque demuestra el enorme valor de esta zona compuesta por áreas protegidas y tierras indígenas, como barrera a una de las más grandes amenazas de la Amazonía: la deforestación”, señala Vania Tejeda, Oficial de Biodiversidad de WWF-Perú.
Jaime Cabrera, biólogo e investigador de WWF-Colombia y uno de los autores del artículo científico, resalta que algo clave en el estudio ha sido el diálogo entre el conocimiento tradicional indígena y el occidental. En el caso colombiano, los monitores del pueblo indígena Murui-Muina fueron capacitados para el uso de GPS, sistemas de información geográfica y cartografía, ahora ya se han convertido en investigadores pues empezaron con la interpretación de la información de acuerdo con lo que ellos sabían o cómo denominaban a esas especies. Un proceso similar se dio en Ecuador, donde, a partir de los conocimientos y la información obtenida en el proceso, los monitores locales de la comunidad Kichwa de Zancudo Cocha impulsaron el desarrollo de un programa de educación en las escuelas locales.
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