Nueva tecnología ayuda a WWF y sus socios a estudiar a las ballenas en la Antártida

El hielo marino es importante para los ecosistemas marinos de la Antártida.

La Antártida es grandiosa. Es uno de los últimos lugares verdaderamente salvajes de la Tierra. Y ahora más que nunca, las nuevas tecnologías nos están ayudando a conocer más sobre una de las criaturas más encantadoras de este continente: las ballenas.

WWF y nuestros socios de Duke University Marine Robotics and Remote Sensing Lab (MaRRS), Friedlaender Lab y California Ocean Alliance están utilizando fotografías captadas con drones y marcadores digitales para comprender mejor cómo y dónde se alimentan las ballenas en la Antártida, la salud de su población y cómo el cambio climático les está afectando.

Las ballenas y el krill

La península antártica es un lugar vital para que las ballenas jorobadas y minke se alimenten de krill, la especie clave de la red alimenticia de la Antártida. A pesar de su minúsculo tamaño, el krill alimenta animales mucho más grandes como pingüinos, focas, aves marinas y peces. Una corriente oceánica que fluye en el sentido de las manecillas del reloj alrededor del continente y al norte de la Península Occidental acarrea enjambres de estas criaturas.

Sin embargo y a medida que los océanos se calientan y el hielo marino disminuye, el krill avanza hacia latitudes más bajas, más al sur, lo que obliga a las ballenas a viajar distancias más largas para alimentarse. Desafortunadamente, la pesca de krill se concentra en esta área y se superpone con áreas de alimentación cruciales para las ballenas y otras especies dependientes del krill.

Ya que el cambio climático está afectando la región, cualquier otra competencia que enfrente una pesquería en crecimiento significa que debemos asegurarnos de que el krill se recolecte de manera responsable en este frágil hábitat.

Nueva tecnología para la conservación

Los drones y los marcadores digitales nos ayudan a rastrear y estudiar mejor a las ballenas jorobadas: cómo comen, si están sanas y cómo el cambio climático afecta sus vidas. Con estas herramientas también podemos comprender más sobre la distribución y los hábitats de otras especies dependientes del krill. Las focas y los pingüinos dependen de esas pequeñas criaturas para sobrevivir y compartir los mismos hábitats de descanso y reproducción. La inteligencia artificial y las técnicas de aprendizaje automático se utilizan en el procesamiento de imágenes de los drones para contabilizar las poblaciones locales de las especies. Y gracias a estas tecnologías las reglas del juego cambian a favor de todos.

La colaboración es el espíritu para la creación de la ciencia en la Antártida y es la forma más efectiva para generar un impacto positivo. En WWF trabajamos con una amplia gama de equipos de investigación incluyendo la Universidad de California en Santa Cruz, California Ocean Alliance, Duke University, British Antarctic Survey, la División Antártica Australiana y otros socios tales como operadores turísticos, como One Ocean Expeditions, con quienes trabajamos en campo, hombro con hombro, compartiendo los hallazgos científicos a medida que van desarrollándose.

La buena noticia es que los gobiernos ya se comprometieron con la creación de una red de Áreas Marinas Protegidas, una importante parte del objetivo de WWF de proteger el 30% de la Península Antártica para el año 2030. Estos santuarios marinos ayudan a desarrollar la capacidad de resistencia ante los impactos del clima y actúan como un seguro de vida para la naturaleza. Estas nuevas tecnologías e innovadores datos nos permiten asegurarnos de que podemos proteger la vida silvestre de la Antártida durante los próximos años. Mientras trabajamos para reducir las emisiones globales que están ocasionando que la Antártida se caliente, descubre cómo puedes reducir tu huella de carbono.

Las imágenes de esta historia fueron recabadas bajo los permisos de investigación: ACA # 2015-011, # 2016-024 & # 2017-034; NMFS # 14809; US NSF # 1440435 & 1643877.