Nutrias marinas y algas: una historia de adorable carisma y asombroso heroísmo climático
- Fecha: 12 mayo 2025
- Autor: Alexander Nicolas

Para muchos, es fácil entender el amor a primera vista con solo ver una nutria marina. Suelen atraernos con su encantadora conducta y sus tiernas caritas mientras comen y flotan bocarriba. Pero más allá de su aparente ternura, las nutrias marinas son actores cruciales y especie clave en los ecosistemas marinos y tienen un profundo efecto en su ecosistema. Las nutrias marinas son vitales para los bosques de algas y contribuyen a la salud y la capacidad de almacenamiento de carbono de estos importantes ecosistemas.
Y, además de ser excepcionalmente adorables, las nutrias marinas merecen un reconocimiento adicional: son heroínas climáticas.
Así es como las nutrias ayudan al planeta:
Superpoder: sustentar los bosques de algas
Las nutrias marinas y las algas han desarrollado una estrecha relación a lo largo de los años. Las nutrias marinas se envuelven en las algas o las usan como ancla para alimentarse o descansar mientras flotan juntas en lo que se conoce como "balsas", o grupos de más de 10 individuos. Incluso, los investigadores han descubierto que las nutrias marinas pueden escapar fácilmente de las mordeduras de tiburones cuando nadan entre las cubiertas de las algas más espesas.
Una gran parte de la dieta de la nutria marina consiste en cangrejos, percebes y erizos de mar. Todas estas criaturas viven en los bosques de algas. Sin embargo, si no se controlan, algunas de estas especies como los erizos de mar pueden crecer exponencialmente, devorando las algas antes de que puedan reponerse. Esto podría tener grandes implicaciones a medida que cambia el clima. Los ecosistemas costeros, incluidos los bosques de algas, desempeñan un papel clave en el confinamiento de carbono atmosférico. En otras palabras, las algas capturan y evitan que el carbono entre en la atmósfera. Las algas sanas pueden absorber importantes cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera y son un contribuyente crucial al "carbono azul", o bien el carbono que se almacena en los océanos. Los bosques de algas son capaces de almacenar hasta 20 veces más carbono por acre que los bosques terrestres. Los estudios indican que los bosques de algas marinas a nivel mundial, incluidos los bosques de kelp, pueden confinar decenas de millones de toneladas métricas de carbono cada año en las profundidades oceánicas, lo que equivale aproximadamente a medio millón de acres de árboles. Cuando las algas de kelp mueren y se hunden en el fondo del océano para descomponerse, parte del carbono que almacenaban queda atrapado en los sedimentos del lecho marino durante aproximadamente 100 años.
Un bosque de algas marinas destruido o degradado representa una gran pérdida. La pérdida de algas marinas puede tener consecuencias considerables en los niveles de carbono en la atmósfera. Esto se debe a que el carbono confinado es clave para abordar el cambio climático. Para mantener la salud de estos ecosistemas es fundamental eliminar las amenazas. Esto comienza asegurando que quienes se alimentan de algas marinas se mantengan bajo control. Aquí es donde entran las nutrias marinas. Estos animales desempeñan un papel fundamental en mantener los bosques de algas marinas y en su capacidad para confirnar carbono al alimentarse de las criaturas que, de otro modo, las consumirían vorazmente.

Superpoder: pequeño héroe con gran apetito
Aunque aparentan ser criaturas que descansan tranquilamente, las nutrias marinas tienen un acelerado metabolismo que requiere una gran cantidad de combustible y hasta un 25–30% de su peso corporal en alimento diario. Pocos animales consumen tanto en relación con su peso. Algunos de sus alimentos favoritos incluyen almejas, mejillones, cangrejos y erizos de mar, este último es considerado como el antagonista y principal depredador de las algas marinas.
Los erizos de mar son criaturas puntiagudas y esféricas que recorren el fondo del océano alimentándose de algas marinas. Además, pueden multiplicarse rápidamente. Pero, por suerte para las nutrias marinas, los erizos de mar son fáciles de atrapar y tienen un alto contenido calórico. Las nutrias marinas se alimentan vorazmente de los erizos de mar, controlando así su población y evitando que su número aumente lo suficiente como para amenazar la supervivencia de las algas marinas.
Sin nutrias marinas, la población de erizos de mar se dispararía y la estabilidad de este ecosistema colapsaría. Los erizos de mar pastarían en el bosque de algas, royendo la base y arrastrando el resto de los helechos y, con ello, a todas las especies que viven en los bosques de algas marinas. Incluso se quedarían cerca y se comerían cualquier brote joven de algas que estuviera echando raíces.
Nutrias marinas y praderas marinas
En su constante búsqueda de alimento para saciar su hambre, las nutrias marinas también pueden beneficiarse de las praderas marinas y, como consecuencia, de su capacidad para almacenar carbono. Las nutrias marinas se alimentan de cangrejos y controlan su capacidad de comer en exceso a sus presas, que son organismos de pastoreo como caracoles y babosas. Estas criaturas no se alimentan de praderas marinas, pero sí devoran las algas que crecen en ellas. Esta “poda” le permite a las praderas absorber más luz solar y crecer con mayor eficiencia. A medida que las praderas marinas crecen, absorben más carbono y lo almacenan en sus raíces. El carbono queda entonces atrapado en los sedimentos del fondo marino, donde puede permanecer durante cientos de años.
Un dúo dinámico que necesita ayuda
Aún se necesita investigar más para determinar la magnitud de cómo los animales pueden ser importantes impulsores e influir en el almacenamiento del carbono, así como para cuantificar la comprensión de este papel. Sin embargo, lo que sí se sabe es que existen especies clave de vida silvestre, como las nutrias marinas, que son cruciales en sus redes tróficas y ecosistemas y ofrecen oportunidades para abordar el cambio climático mediante planes de gestión más eficaces que consideren el uso del suelo y el papel que desempeña la vida silvestre.
Las nutrias marinas se distribuían ampliamente desde las costas de Baja California y Alaska hasta los arrecifes de Japón y Rusia. Sin embargo, fueron cazadas hasta el borde de la extinción durante el siglo XIX debido al comercio de pieles. Gracias a los esfuerzos de conservación, su población se ha ido recuperando lentamente, a pesar de que aún faltan nutrias marinas en más de 2,000 millas (3,200 km) de costa de sus áreas históricas de distribución. Fue esta pérdida la que resaltó el importante papel que desempeñan las nutrias marinas en los bosques de algas. Mientras buceaba en Alaska en la década de 1970, el ecólogo marino James Estes documentó cómo los bosques de algas pueden convertirse en desiertos submarinos sin la presencia de las nutrias marinas.
La colaboración entre las nutria marinas y los bosques de algas es un claro ejemplo de la interrelación entre la naturaleza y el clima. Sin embargo, esta relación también puede tener graves implicaciones si se considera que el cambio climático calienta y acidifica los océanos, ocasionando que la cobertura de algas se disminuya y, como consecuencia, amenace la supervivencia de las nutrias marinas.
Las nutrias marinas y los bosques de algas forman un dúo dinámico que ejemplifica cómo la naturaleza y los ecosistemas saludables otorgan numerosos beneficios como el confinamiento del carbono. Dal tal modo que si centramos nuestros esfuerzos en proteger a las nutrias marinas podremos contribuir a la salud de los bosques de algas y los ecosistemas marinos, y, en última instancia, a un clima y uns planeta más equilibrados y saludables.

- Temas relacionados: