Preservando el sustento del sudeste asiático: un llamado urgente para proteger la cuenca del río Mekong

En el corazón del sudeste se encuentra el río Mekong, fuente de vida para los humanos y la vida silvestre. A menudo llamado por los habitantes de la región como la "madre de todas las cosas", el río Mekong tiene un inmenso significado cultural. Las comunidades tradicionales aprecian profundamente su conexión con el río y participan en festivales y rituales cotidianos que forman parte esencial de su patrimonio cultural. Además, el pescado del Mekong tiene una profunda importancia ya que ha sido parte integral de la vida, las tradiciones culinarias y las identidades culturales de los pueblos de la cuenca del río durante siglos. Sin embargo, la historia de este majestuoso río ha dado un preocupante giro desde el comienzo de la construcción de represas a gran escala en 1965. Si bien las represas a menudo se promocionan como fuentes de energías renovables y soluciones para el manejo de inundaciones, sus negativos impactos ambientales en el ecosistema del Mekong no pueden ser ignorados.

La cuenca del río Mekong es un santuario para una extraordinaria variedad de vida silvestre, en particular para una deslumbrante diversidad de especies de peces. Cuenta con la asombrosa cantidad de 1,148 especies de peces reconocidas oficialmente: a nivel global, el Mekong es una zona importante para la biodiversidad de agua dulce. Entre las especies que ahí habitan se encuentran los dos peces de agua dulce más grandes del mundo: el colosal bagre gigante, que alcanza una longitud de casi tres yardas (2.74 m) e increíblemente llega a pesar hasta 645 libras (292 kg), y la mantarraya gigante de agua dulce. Sin embargo, a pesar de su gran tamaño, estas emblemáticas especies enfrentan un futuro incierto. La alarmante evidencia del informe de WWF “Mekong’s Forgotten Fishes” revela que 74 especies de peces en el Mekong están consideradas en riesgo de extinción y que actualmente 18 especies están clasificadas como en peligro crítico. Según un estudio de WWF de 2022, alrededor del 17% de los ríos del bajo Mekong, que se extiende a lo largo de la frontera con China, se han visto afectados principalmente debido a la construcción de represas en China. Las repercusiones de estas intervenciones repercuten río abajo y afectan tanto a las comunidades como a la vida silvestre. Uno de los grupos más afectados son los peces migratorios esenciales para el equilibrio ecológico de la región y el sustento de millones de personas.

La conectividad de los sistemas fluviales es un aspecto fundamental que a menudo se pasa por alto, pero que es crucial para comprender los impactos a gran escala de las intervenciones humanas. Como lo ejemplifica el río Mekong, las acciones en los tramos superiores de un río pueden tener un efecto dominó, afectando ecosistemas y comunidades a cientos de kilómetros de distancia. Los peces migratorios enfrentan numerosas amenazas debido a la construcción de represas, incluida la obstrucción de sus desplazamientos para desovar y migrar, daños directos ocasionados por las operaciones de las turbinas y la interrupción de los flujos naturales de los ríos. Estos desafíos se agudizan por otras amenazas como las prácticas de pesca destructivas, la pérdida de hábitat, la extracción de arena y la introducción de especies invasoras. En el caso del Mekong, el bienestar tanto de los seres humanos como de los peces está estrechamente relacionado con la salud del río. Alrededor de 68 millones de personas residen en los alrededores del río, el cual proporciona los medios de subsistencia y las fuentes de proteínas esenciales para millones de personas además de desempeñar un papel fundamental en las economías regionales, por ser la pesquería continental más grande del planeta.

En todo el mundo, las especies se han recuperado cuando se les ha dado la oportunidad. Pequeños cambios pueden tener grandes consecuencias para los peces, especialmente cuando los esfuerzos de conservación son liderados y apoyados por las comunidades locales. Y aunque muchas de las especies del Mekong se enfrentan a la extinción, que vayan a desaparecer por completo no está escrito en piedra.

Cómo coexisten las personas y los peces en el Mekong

Ante las crecientes preocupaciones sobre la conservación de los recursos hídricos, el informe Mekong Forgotten Fishes Report destaca los innovadores enfoques para preservar e invertir en la salud de esta indispensable vía fluvial.

La pesca recreativa representa una prometedora vía para el desarrollo económico y la conservación, aunque su escala actual es limitada. Los extraordinarios y diversos peces gigantes de agua dulce de la región tienen un importante potencial para atraer a pescadores de todo el mundo. Si bien los lagos poblados cuentan con especies nativas como el barbo gigante y el pez cabeza de serpiente gigante, las especies no nativas representan una amenaza si escapasen. La pesca recreativa en el río mismo, aunque limitada, está ganando terreno, particularmente en Camboya y Laos, donde los operadores ofrecen viajes enfocados en la pesca de bagres gigantes del Mekong y rayas gigantes de agua dulce. Sin embargo, surgen preocupaciones con respecto a la gobernanza y el monitoreo, especialmente en áreas de conservación como el Parque Nacional Nakai-Nam Theun. En el delta del Mekong, la pesca recreativa está más establecida y a los turistas se les ofrecen experiencias como pescar con sus propias manos. Si bien la pesca recreativa tiene potencial para los medios de subsistencia y el turismo, una gestión cuidadosa es crucial para mitigar riesgos como la introducción de especies invasoras y el daño al hábitat. Con una gestión eficaz y la colaboración de las comunidades, la promoción de la pesca recreativa en la cuenca del Mekong podría contribuir a la conservación de las especies y al bienestar de la comunidad.

El cultivo de peces en arrozales es una práctica agrícola innovadora que integra a los peces en los arrozales, aprovechando la sinergia natural entre los dos ecosistemas. A medida que el arroz crece, proporciona refugio y alimento a los peces, mientras que los peces, a su vez, ayudan a controlar las plagas y fertilizan de manera natural, mejorando el rendimiento del arroz. Además, los peces perturban el suelo, haciéndolo más poroso y ayudando con el reciclaje de los nutrientes. Algunos agricultores han ideado métodos para aumentar la profundidad del agua en sus campos durante la temporada de inundaciones naturales, evitando que los peces escapen y creando un hábitat acuático próspero. Reconociendo el potencial del cultivo de arroz y peces para promover la sostenibilidad, WWF está colaborando activamente con los agricultores para implementar el cultivo arroz flotante y peces durante la temporada de inundaciones. Esta iniciativa tiene como objetivo restaurar la deposición natural de sedimentos, mejorar la fertilidad y la salud del suelo y contrarrestar el hundimiento del suelo. Además, crea nuevos mercados y mejora la resiliencia y los ingresos de los agricultores, lo que demuestra el poder transformador de las prácticas agrícolas sostenibles en la región del Mekong. Al salvaguardar las poblaciones de peces y mantener ecosistemas de agua dulce saludables, podemos garantizar la disponibilidad continua de recursos esenciales como alimentos, agua y medios de vida para millones de personas en la región.

Un mejor futuro para el Mekong

Proteger la cuenca del río Mekong no se trata únicamente de preservar la biodiversidad; también se trata de garantizar el bienestar de las comunidades que dependen del río para su sustento.

Afortunadamente, iniciativas globales recientes, como el Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal, brindan esperanza para la conservación y restauración de las aguas continentales, incluyendo el Mekong. Al unir esfuerzos, como el caso del Freshwater Challenge, los países pueden trabajar juntos para proteger y restaurar hábitats críticos, implementar prácticas de gestión sostenible y prevenir la propagación de especies invasoras. Además, un Plan de Recuperación de Emergencia para la Biodiversidad de Agua Dulce, que ya existe, ofrece una hoja de ruta para acciones integrales para salvaguardar el ecosistema de agua dulce:

  1. Permitir que los ríos fluyan de forma más natural
  2. Mejorar la calidad del agua en los ecosistemas de agua dulce
  3. Proteger y restaurar hábitats y especies críticas
  4. Poner fin a la gestión insostenible de los recursos
  5. Prevenir y controlar las invasiones de especies no nativas
  6. Proteger los ríos que fluyen libremente y eliminar las barreras fluviales absolutas

Los habitantes del Mekong no pueden permitirse el lujo de perder sus peces de agua dulce ni los ecosistemas donde habitan. Los ríos, lagos y humedales son vitales para su subsistencia y la extraordinaria diversidad de peces que contienen es esencial para su salud. Revertir décadas de declive será difícil, pero es posible, si actuamos de manera colectiva y urgente.