¿Que esperar de la COP29? Uniendo los puntos en Bakú
- Fecha: 11 noviembre 2024
- Autor: Marcene Mitchell
Bakú, Azerbaiyán será anfitrión de la 29.ª Conferencia de las Partes (COP) de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, llamada COP29. Uno de los elementos clave de esta COP es el financiamiento y las acciones para alcanzar los objetivos climáticos: limitar el calentamiento global a no más de 1.5 °C y proteger a las comunidades de los impactos del cambio climático.
Un enfoque en el financiamiento
Para poder triplicar la capacidad de energías renovables en la próxima década y que podamos dejar de usar combustibles fósiles -además de garantizar la resiliencia frente al impacto climático, en particular para las comunidades vulnerables y finalmente para poder conservar los bosques, los pastizales, las zonas costeras y los entornos marinos que pueden confinar carbono y sustentar una mayor biodiversidad- se requerirá de un capital sustancial. Pero el tema más importante a considerar en esta COP es cómo garantizar que los países en desarrollo donde el cambio climático tiene un mayor impacto puedan obtener financiamiento para abordar la crisis que enfrentan.
Al desglosar las cantidades reales en dólares, las estimaciones varían según la fuente, pero todas las cifras son enormes. La evaluación del panorama mundial del financiamiento climático en 2023, The Climate Policy Initiative, estimó que, si se suman las diferentes fuentes de capital e intermediarios, estamos hablando de unos 2.54 billones de dólares en financiamiento climático al año.
De acuerdo con el Balance Mundial del año pasado, se necesitan hasta 5.9 billones de dólares para implementar planes climáticos nacionales en los países en desarrollo durante los próximos cinco años. El Informe sobre la Brecha de Adaptación de 2023 del PNUMA estima que los costos de adaptación en los países en desarrollo oscilan entre 215 mil y 387 mil millones de dólares por año. La Agencia Internacional de la Energía proyecta que los mercados emergentes y las economías en desarrollo (excluida China) necesitarán alrededor de un billón de dólares anuales para 2030.
Ese capital deberá obtenerse de fuentes públicas y privadas. Lo que significa que los gobiernos donantes deben invertir más en la transición a las energías limpias de las economías de los países en desarrollo. Pero esos recursos son demasiado pequeños para satisfacer las necesidades de la transición y cada vez se necesita más del sector privado para proporcionar financiamiento para implementar las energías renovables y el transporte ecológico a gran escala. Uno de los grandes temas de la agenda de la COP29 será el establecimiento de un nuevo objetivo financiero, que ayudará a garantizar que los países en desarrollo, que son más vulnerables a los impactos climáticos, puedan recibir el financiamiento adecuado para abordar los desafíos que enfrentan. Se esperan importantes debates en torno a los mercados de carbono y cómo se puede movilizar el capital privado de manera que se maximicen las reducciones de las emisiones, se dé prioridad a la equidad para las comunidades marginadas, y se garantice que los mercados de carbono estén impulsando los objetivos climáticos de manera concreta e íntegra.
Planes climáticos nacionales más sólidos
También veremos muchas conversaciones sobre los planes nacionales para la reducción de las emisiones. A principios de 2025, los países deberán presentar una nueva ronda de Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) para 2035, que sean más efectivas que la última ronda. Antes de la COP29, la agencia ambiental de la ONU publicó su Informe sobre la Brecha de Emisiones, dejando muy claro que, a menos que podamos reducir las emisiones más allá de lo que se ha prometido actualmente en las NDC existentes, no podremos limitar el calentamiento global a 1.5 °C.
Sin embargo, no todo está perdido. El informe también indica que tenemos las tecnologías y la capacidad para reducir la brecha de emisiones para 2030 y 2035 utilizando soluciones existentes. Para hacerlo, se requeriría una movilización masiva de tecnologías solares y eólicas, así como un compromiso sólido con las soluciones basadas en la naturaleza. Otras soluciones importantes incluyen la reducción de la demanda energética, la mejora de la eficiencia, la electrificación y el cambio de combustible en los sectores industriales, de construcción y el transporte.
Se pedirá a las partes del Acuerdo de París que presenten un nuevo conjunto de NDC para febrero de 2025. WWF y otros observadores impulsarán garantizar que los países apliquen procesos inclusivos y lleguen a NDC que sean eficaces y suficientes para cumplir los objetivos de París.
Panorama general
Este año, la COP29 se encuentra intercalada entre las negociaciones mundiales sobre biodiversidad y las negociaciones mundiales sobre contaminación por plásticos. Un futuro habitable para nuestro planeta requiere que establezcamos conexiones entre diferentes problemas. Si vamos a cumplir el objetivo de detener y revertir la pérdida de la naturaleza, entonces simplemente debemos hacer algo con respecto al cambio climático. Tampoco podremos afrontar plenamente el desafío que plantea la crisis climática sin movilizar a la naturaleza como socia y aliada en la lucha, incluida la protección de los bosques tropicales y otros sumideros de carbono. Adicionalmente, los plásticos inundan nuestros océanos y nuestras comunidades, convirtiéndose en una fuente cada vez mayor de emisiones de gases de efecto invernadero a través de su producción; debemos frenar la marea de contaminación por plásticos y avanzar hacia una economía circular o seguiremos estando lejos de nuestros objetivos de sostenibilidad.
El último Informe Planeta Vivo de WWF documenta cómo el cambio climático y otros problemas han afectado gravemente la pérdida de poblaciones de especies en todo el mundo. También es cierto que, sin el apoyo de la naturaleza, la crisis climática empeora mucho más rápido. El Sexto Informe de Evaluación del IPCC recomienda que se proteja entre el 30% y el 50% de la tierra, el agua dulce y los océanos de la Tierra. La naturaleza como un factor importante en la lucha contra la crisis climática fue reconocida en la COP26 y la COP27. El año pasado, en la COP28, el Balance Global reconoció la necesidad de conservar y restaurar la naturaleza. ¿Será este el año en que la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático finalmente reconozca en una decisión general que la naturaleza y el clima necesitan su propio flujo de trabajo activo que se centre en aprovechar las sinergias entre los tratados sobre el clima y la biodiversidad?
Este podría ser el año en que el mundo finalmente vea la interconexión entre el impacto en nuestra atmósfera y otros ecosistemas críticos. Resaltar los puntos en común de estos problemas podría ayudar a que nos percatemos de que necesitamos cambiar nuestra relación con nuestro planeta antes de que sea demasiado tarde. El Informe sobre la Disparidad en las Emisiones, el Informe Planeta Vivo y el borrador del Tratado Mundial sobre Plásticos indican claramente que el tiempo se acaba. Si no asumimos compromisos sólidos ni tomamos medidas decisivas en todos los frentes, nos enfrentaremos a un conjunto de decisiones mucho más difíciles en el futuro cercano. Eso hace que cada una de estas conferencias sea un momento crítico al que el mundo debe prestar atención.
En Bakú, WWF estará presente no solo para abogar por las acciones climáticas, sino también para luchar por preservar nuestros hábitats naturales y pedir que se ponga fin a la contaminación por plásticos. Tal vez si unimos todos estos temas, o puntos, podamos avanzar más rápido y más lejos en todas las cuestiones que amenazan a nuestro planeta.
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