Sanando las relaciones comunitarias con los cocodrilos

En la laguna de Placencia, Marisa Tellez imagina la conservación de la vida silvestre con un enfoque centrado en las personas

En una zona de pastizales ubicada en el lado occidental de la laguna de Placencia, en Belice, Marisa Tellez va y visita a un cocodrilo de pantano, cariñosamente llamado Savannah. Este cocodrilo uno de los cinco "Embajadores cocodrilo" que están bajo el cuidado de la Coalición de Investigación de Cocodrilos (CRC, por sus siglas en inglés) que no pueden vivir en la naturaleza debido a lesiones y a la excesiva familiaridad con los humanos.

Tellez le arroja un trozo de pollo fresco a Savannah, quien de inmediato lo atrapa, antes de seguirla por el recinto. "Como puedes ver, ella siempre quiere ser la estrella del espectáculo", comenta.

Aunque es ilegal tener cocodrilos como mascotas en Belice, Savannah estuvo cautiva durante años antes de ser rescatada por el Departamento Forestal en 2023. Como resultado de una mala nutrición, los dientes de Savannah nunca terminaron de desarrollarse, al igual que su crecimiento, lo que le impide sobrevivir sin la ayuda de la CRC.

Tellez ha dedicado su vida a esta especie, primero como bióloga y ahora como directora ejecutiva de la coalición, una organización sin fines de lucro que fundó en 2016 para apoyar la conservación de los cocodrilos y sus hábitats. Los cocodrilos mantienen el equilibrio de los ecosistemas acuáticos como depredadores tope, pero también tienen un significado cultural en América Central.

Manglar rojo en la laguna de Placencia, Belice.

Savannah”, un pequeño cocodrilo de pantano rescatado y sin dientes.

“Los primeros habitantes de Belice, los mayas, veneraban a los cocodrilos, ya que era el primer símbolo del calendario maya”, señala. Según Tellez, los primeros colonizadores europeos difundieron percepciones negativas sobre estos animales depredadores: “Es más fácil explotar un recurso si se lo considera peligroso o indigno, y eso hace que la población local se aleje de las decisiones sobre la gestión de estos animales”. Muchos de los temores que tienen los beliceños hacia los cocodrilos se derivan de estas actitudes coloniales y, más recientemente, de la demonización de los cocodrilos en la cultura popular.

Los cocodrilos de pantano, o Morelet, y los cocodrilos americanos han habitado las aguas de Belice durante millones de años, aunque hoy quedan menos de 5,000 debido a la caza furtiva, la pérdida de hábitat y la contaminación del agua. Tellez y su equipo tienen un profundo respeto por estos animales y están trabajando con los residentes de Placencia para restaurar la relación cultural con esta antigua especie a través de la conservación comunitaria.

Los cocodrilos de pantano son los más pequeños de las dos especies de cocodrilos que se encuentran en Belice. Habitan en ecosistemas de agua dulce. Los cocodrilos americanos son más grandes y tímidos. Viven en ecosistemas de manglar a lo largo de la costa, así como en pequeñas islas y lagunas. El desarrollo humano dentro de los humedales representa una de las mayores amenazas para su supervivencia. ¡Ecosistemas saludables significa cocodrilos saludables!

No hay conservación sin las comunidades

Para Tellez, la conservación no se trata solo de la vida silvestre, sino también de las personas. Cuando Tellez no está cuidando cocodrilos como Savannah, ella y el personal de CRC realizan actividades de extensión comunitaria y forjan relaciones que permiten el éxito de sus programas de conservación.

Uno de los programas más destacados del CRC es el de ciencia comunitaria, que recopila datos sobre el comportamiento y la actividad de los cocodrilos y la vida silvestre alrededor de la laguna de Placencia. Los residentes pueden enviar sus observaciones a través de una base de datos en línea, que la organización utiliza para identificar patrones y puntos geográficos críticos para planes de gestión a largo plazo. El objetivo final de este enfoque participativo es fomentar un sentido de responsabilidad entre los residentes para que aprendan a vivir junto a los cocodrilos, no a temerles.

The eyes and snout of a crocodile poke out of cloudy water

“Savannah”, el pequeño cocodrilo de pantano, en primer plano.

“Las comunidades han coexistido con estos reptiles durante milenios”, comenta Tellez. “Conservar cocodrilos y otros animales silvestres nos permite preservar una parte de lo que somos”.

El CRC también es conocido por sus visitas periódicas de “Charlas sobre cocodrilos” a escuelas y campamentos de verano en todo Belice. En estas sesiones, los miembros de la comunidad aprenden sobre las dietas y los comportamientos de los cocodrilos, y los vínculos culturales con ellos, mismos que se perdieron hace mucho tiempo. Los participantes se van con una mejor comprensión de cómo convertirse en un mejor defensor de la vida silvestre.

Ecosistemas saludables, cocodrilos saludables

Debido a que los cocodrilos requieren condiciones de hábitat específicas para desarrollarse, como poblaciones adecuadas de presas y pantanos de agua dulce limpios, su abundancia es indicador de un ecosistema saludable, y su disminución, según Tellez, refleja cambios ambientales más amplios en Placencia.

“En este momento, la mayor amenaza ecológica alrededor de la laguna de Placencia es la pérdida de manglares”, dice. “Perder manglares significa perder otros animales silvestres y afecta la calidad del agua y, en última instancia, a nuestras comunidades”.

A partir de la década de 1980, los manglares nativos se vieron amenazados o destruidos por la construcción de hoteles, complejos turísticos y desarrollos residenciales. Aunque los manglares están protegidos legalmente en Belice, aún se producen talas ilegales. Los manglares de la laguna de Placencia son particularmente vulnerables a la tala (tanto permitida como ilegal) a medida que la laguna se convierte en un floreciente destino turístico en la costa.

Para dar paso a desarrollos ilegales, los manglares fueron talados, lo que daña el ecosistema, acentúa la crisis climática y aumenta el riesgo de inundaciones.

En 2020, el CRC se unió a la Belize Mangrove Alliance, un capítulo de la Global Mangrove Alliance, red dedicada a aumentar el área global del hábitat de manglares. Reconociendo la importancia de los manglares para la calidad del agua y la resiliencia costera, la Belize Mangrove Alliance, con el apoyo de WWF-Belice, está trabajando para salvaguardar los 143,000 acres (57,800 ha) restantes de cobertura de manglares de amenazas futuras. En asociación con la Alianza, el CRC inició una campaña para alentar a todos los propietarios de negocios de Placencia a plantar una semilla de manglar en su propiedad. “Nuestro objetivo principal en la campaña de los manglares era generar un sentido de orgullo por los manglares, lo que significa lograr que la gente vea toda su belleza: como hábitat para la vida silvestre y como símbolo cultural en Belice”, menciona Tellez.

Esta campaña llevó a plantar 300 semillas alrededor de Placencia, solo una de las muchas formas en que el CRC alinea los esfuerzos de conservación con las necesidades, valores y medios de subsistencia de la comunidad local. Tellez atribuye el éxito de la organización a su personal dedicado y al equipo de voluntarios locales que se presentan una y otra vez para apoyar sus programas.

Al trabajar con otras organizaciones ambientales locales, el CRC tiene una gran visión para el futuro de la laguna de Placencia. “Nuestra comunidad puede ser un modelo para el mundo”, indica Tellez. “Podemos mostrar los beneficios del desarrollo sostenible para la salud de las personas y la vida silvestre”, agrega.

Acercamiento a la piel de “Savannah” en Crocodile Encounter, programa creado por la Crocodile Research Coalition.

Amanecer en los manglares de la laguna de Placencia.