Los bosques, manglares y pastizales donde habitan los tigres brindan una variedad de servicios ecosistémicos esenciales que pueden ayudarnos a adaptarnos a los impactos del cambio climático. Estos servicios incluyen la filtración del agua y la protección contra desastres como inundaciones y los deslizamientos de tierra. Estos ecosistemas también ayudan a mitigar la crisis climática almacenando carbono. Los tigres mejoran estas funciones del ecosistema al proteger la biodiversidad.

Como depredadores superiores (tope), los tigres ayudan a mantener una cadena alimentaria equilibrada con una diversidad saludable de plantas y animales³. Mediante la caza de ungulados o herbívoros con pezuñas, los tigres mantienen bajo control a las poblaciones de herbívoros⁴. Las poblaciones sanas de herbívoros no pastan en exceso, por lo que la vegetación permanece diversa y abundante. A su vez, esta vegetación proporciona refugio a las aves, insectos y mamíferos más pequeños, de los que se alimentan otros depredadores y omnívoros como los cuones (perros salvajes asiáticos) y los orangutanes... y el ciclo continúa.

La biodiversidad es un componente esencial de un ecosistema saludable y resiliente al clima⁵. Un entorno donde no hay tigres sufre una sobreabundancia de ungulados, lo que conduce a la degradación ambiental y al funcionamiento ineficiente del ecosistema. Por otro lado, una zona saludable donde habitan los tigres desempeña una serie de funciones esenciales para la mitigación del clima de las cuales nos beneficiamos. Por lo tanto, la presencia de tigres es un indicador de un ecosistema saludable⁶.

De hecho, en Asia, los bosques protegidos en las áreas donde habitan los tigres confinan carbono de manera más eficiente que cualquier otra iniciativa de gestión de la tierra, absorbiendo dióxido de carbono de la atmósfera y almacenándolo permanentemente. Además, los hábitats de los tigres se superponen con nueve cuencas hidrográficas de importancia mundial, que proporcionan agua a unas 830 millones de personas⁷.

Los tigres son actores clave a la hora de influir en las políticas de conservación debido a su carismática naturaleza. Como tales, son el objetivo de muchas iniciativas de conservación de especies específicas¹¹. Como consecuencia positiva, estas iniciativas conducen a la protección de los hábitats de los tigres así como de otras especies emblemáticas que son importantes para los servicios ecosistémicos que mitigan el cambio climático.

Las áreas de distribución actuales de los tigres se superponen con cuatro ecorregiones globales notablemente biodiversas, áreas repletas de diversas especies de plantas y animales: el Himalaya oriental, Indo-Birmania, los Ghats occidentales y Sundaland. Estas cordilleras también albergan otras especies icónicas además del tigre, como el elefante asiático, el orangután de Sumatra y los rinocerontes indio y de Sumatra. Junto con estas renombradas celebridades, otras especies importantes como el puercoespín y el ciervo de los pantanos también ocupan áreas donde habitan los tigres y se benefician de su conservación¹².

Proteger estas especies es importante debido a que contribuyen a un entorno saludable donde viven los tigres y que a la vez es capaz de capturar más carbono atmosférico. En la India, un estudio reveló que, gracias a la preservación de los bosques como resultado de las iniciativas de conservación del tigre, se evitó la emisión a la atmósfera de un millón de toneladas métricas de dióxido de carbono entre 2007 y 2020¹³. Esto equivale a las emisiones anuales de gases de efecto invernadero liberadas al cocinar con gas de 4.1 millones de hogares en la India. En términos de ingresos, los mismos investigadores descubrieron que los bosques protegidos por iniciativas de conservación de tigres generaron 6.24 millones de dólares en compensaciones de carbono y 92 millones de dólares en servicios ecosistémicos¹⁴.