Dolores Huerta dedica su vida a mejores condiciones laborales, mayores salarios y regulaciones ambientales

Dolores Huerta

Dolores Huerta ha sido testigo de los efectos de peligrosas sustancias químicas que no solo contaminaron la tierra y los productos agrícolas en los campos de Estados Unidos, sino que también envenenaron a los hombres, mujeres y niños mexicanos y filipinos que trabajaban en esos campos.

Estos trabajadores tenían poca o ninguna protección, lo que encendió la lucha a la cual Dolores Huerta le ha dedicado su vida: mejores condiciones laborales, mayores salarios, regulaciones ambientales más estrictas y políticas laborales que han hecho historia. En 1962, ella y César E. Chávez cofundaron la National Farm Workers Association, que más tarde se convirtió en United Farm Workers of America.

Al recibir la Medalla de la Libertad de manos del presidente Obama, cuya campaña presidencial había sido fortalecida por el grito de guerra "¡Si se puede!" acuñado por Huerta a principios de la década de 1970, ella señala que "los grandes cambios de justicia social en nuestro país se produjeron cuando la gente se unió, se organizó y tomó medidas directas".

Cuando las estructuras del poder estaban dominadas por trabajadores agrícolas y líderes masculinos, Huerta no solo se aseguró de que su propia voz fuera escuchada, sino que también empoderó a otras trabajadoras latinas para que fueran tomadas en cuenta. En tiempos cuando el movimiento feminista era liderado en su mayoría por rostros blancos, Huerta trabajó con Gloria Steinem para defender la justicia de las mujeres de color. Cuando los trabajadores enfrentaron peligros ambientales en los campos, ella luchó para regular los pesticidas.

Su liderazgo ha influido en mi propia forma de abordar el activismo y conectarme con la gente, y sigo aprendiendo de ella a medida que avanzo en mi carrera.