El pronóstico de la crisis climática en 2024
Tras el año más caluroso jamás registrado, ¿qué podemos esperar (y qué debemos lograr) este año?
- Fecha: 26 enero 2024
- Autor: Liz Georges
Después de que 2023 fuera el año más caluroso jamás registrado, y mucho más caluroso de lo esperado, la gente está más preocupada que nunca por lo que nos depara el futuro con respecto al cambio climático. El 2023 fue el año en el cual el futuro del cambio climático -del cual tanto nos advirtieron- se materializó.
Si bien en WWF no contamos con una bola de cristal, podemos compartir los temas que nuestro equipo climático está monitoreando, qué esperamos presenciar y por qué es importante. Aquí nuestro resumen de lo que debemos esperar a medida que el 2024 avanza:
DEBEMOS COMPROMETERNOS A UN FUTURO CLIMÁTICO HABITABLE Y JUSTO
La crisis climática ha alcanzado un momento de incalculable urgencia. Las naciones y los negociadores en la COP28 deben comprometerse a construir un puente hacia un futuro climático habitable y poner fin a la era de los combustibles fósiles. Envía tu mensaje a los líderes mundiales.
Cumplir los compromisos y promesas de la COP28
El año pasado, tanto naciones como empresas hicieron grandes promesas en los primeros días de la 28ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) en Dubái. Finalmente se lanzó el Fondo de Pérdidas y Daños de 11 mil millones de dólares para ayudar a los países vulnerables a enfrentar el impacto del cambio climático. Más de 120 países se comprometieron a triplicar la cantidad de energías renovables y duplicar la cantidad de eficiencia energética durante la próxima década. Más de 140 países se comprometieron a tener en cuenta las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de los sistemas alimentarios en su planificación de mitigación climática. Las compañías petroleras hicieron grandes promesas para abordar la contaminación por metano, que puede ser incluso más dañina que las emisiones de dióxido de carbono. Al final de la COP28, obtuvimos el compromiso histórico de las partes de “hacer la transición” de los combustibles fósiles a energías limpias.
Y si bien todos estos compromisos son fantásticos, ya superamos el punto en el que las palabras por sí solas pueden hacer una diferencia para el planeta. El tiempo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y detener la aceleración del cambio climático se está acabando. En cada reunión de líderes mundiales, cada evento, desde Davos hasta las Cumbres del G7 y la Asamblea General de las Naciones Unidas, y cada reunión desde hoy hasta la COP29 en Azerbaiyán, debemos medir los resultados de esas reuniones mediante un punto de referencia bastante simple: ¿se ha hecho algo para cumplir los compromisos asumidos en la COP28?
Recientemente, la Agencia Internacional de Energía publicó un informe sobre energías renovables que deja en claro que, si bien la comunidad global puede alcanzar el objetivo de triplicar las energías renovables para 2030, no lo haremos basándonos en las políticas y tendencias del mercado actuales. Para ser claros, esta década demostrará cómo la comunidad global puede unirse para romper las tendencias históricas mediante el despliegue de más energías renovables en los próximos cinco años que en los 100 anteriores. Las energías renovables superarán a la energía del carbón como fuente de energía primaria el próximo año. Pero si pretendemos cumplir nuestros compromisos climáticos, debemos hacerlo con mayor urgencia.
WWF está prestando mucha atención a la nueva ronda de Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) que las partes del Acuerdo de París están obligadas a desarrollar y presentar este año. Las NDC representan los planes que una parte pretende utilizar para reducir sus emisiones de acuerdo con el Acuerdo de París. Idealmente, los países deberían lograr reducciones de emisiones de alrededor del 60% para 2035 para mantenerse en el camino hacia los objetivos del Acuerdo de París. La forma en que los países logran sus objetivos es fundamental. Cuanto más involucren los formuladores de políticas federales a las empresas, sus gobiernos regionales, municipales y locales, la sociedad civil y otras instituciones, más probabilidades tendremos de alcanzar nuestros objetivos climáticos.
Alcanzar este tipo de objetivos requiere una ampliación masiva de las energías renovables y la eficiencia energética. Las empresas tendrán que asumir fuertes compromisos netos cero, informar sobre ellos y cumplirlos. No podemos tratar tecnologías como la captura, utilización y confinamiento de carbono, la captura directa de aire o la energía nuclear avanzada como "soluciones mágicas", ya que no están listas para ser utilizadas a escala. WWF está analizando a profundidad los planes de los gobiernos y las empresas para garantizar que estén adoptando medidas auténticas, rentables y prácticas para alcanzar sus objetivos. Actualmente, la energía solar y eólica a gran escala ya es más barata que las instalaciones de generación de energía con combustibles fósiles, por lo que no hay necesidad de depender de tecnologías hipotéticas cuando ya se pueden hacer inversiones en energías limpias y renovables.
Luchar contra el efecto de volante de inercia de los impactos climáticos con la naturaleza
Aunque 2023 fue el año más caluroso jamás registrado, parece que 2024 podría ser peor. Durante el año pasado se produjo un número récord de desastres de miles de millones de dólares, incluyendo dos tormentas de gran magnitud que azotaron la mitad el este de Estados Unidos, con días de diferencia entre sí en las primeras semanas de enero. No hay razón para creer que 2024 vaya a ser distinto, ya que el cambio climático empeora las tormentas, los incendios forestales y otras amenazas. Ya hemos visto cómo las compañías de seguros han dejado de brindar cobertura ordinaria en lugares como Florida y California, exigiendo a los propietarios que paguen cargos adicionales para asegurar sus casas. Los fenómenos meteorológicos y los desastres relacionados con el clima siguen afectando a las comunidades y acumulando miles de millones de dólares en costos. Es fundamental que las comunidades, los formuladores de políticas locales y federales y las industrias afectadas inviertan en resiliencia y en edificios e infraestructuras que se adapten al clima.
WWF seguirá abogando por un mayor financiamiento y despliegue de soluciones climáticas basadas en la naturaleza precisamente por esta razón. El descontrolado cambio climático tiende a comportarse como un volante de inercia: un objeto circular que gira continuamente y gana impulso si no se interviene. Estamos siendo testigos de tormentas, incendios forestales y otros desastres relacionados con el clima que destruyen bosques, manglares y entornos que ayudan a confinar carbono y frenar las marejadas ciclónicas. Y, a su vez, estos valiosos ecosistemas se están volviendo aún más susceptibles a los impactos climáticos. Sin intervención, el ciclo acelera el problema. Las soluciones basadas en la naturaleza (utilizar paisajes a gran escala para ayudar a confinar carbono y proteger hábitats y comunidades de los daños de las tormentas) son una de las pocas herramientas que nos permiten interrumpir el ciclo mientras buscamos reducir las emisiones y los impactos climáticos.
Las buenas políticas y los responsables políticos siguen siendo fundamentales para alcanzar nuestros objetivos climáticos. La aprobación de la Ley Bipartidista de Infraestructura y la Ley de Reducción de la Inflación en 2022 fueron momentos decisivos para la legislación climática federal de Estados Unidos. En muchos sentidos, la legislación federal es el comienzo del viaje de la reducción de emisiones, no el final. Los recursos desbloqueados por la legislación deben asignarse y utilizarse de manera adecuada, mientras que es necesario abordar aún más las cuestiones políticas, particularmente a nivel federal. La Administración Biden indicó que finalizará varias regulaciones críticas a principios de 2024, incluidas las relacionadas con la implementación de la Ley de Reducción de la Inflación y las emisiones de las centrales eléctricas de combustibles fósiles, y emitirá la tan esperada finalización de la regla de divulgación financiera de la Comisión de Bolsa y Valores.
También está la cuestión del desarrollo de la nueva NDC para Estados Unidos, un proceso que, según señaló la Administración Biden, solicitará aportaciones de una amplia gama de partes interesadas, incluidos gobiernos estatales y locales, empresas y otras instituciones. El Congreso considerará la reautorización de la Ley Agrícola este año, que incluye varias disposiciones que impactan el clima, incluido el destino de una inversión de casi $20 mil millones de dólares en agricultura y silvicultura climáticamente inteligentes prevista por la Ley de Reducción de la Inflación. Mientras los legisladores continúan las negociaciones sobre una Ley Agrícola completa de cinco años, es necesario garantizar que este financiamiento histórico esté protegido y permanezca en programas de conservación y agricultura climáticamente inteligentes. Esta inversión representa la mejor oportunidad en décadas para satisfacer la demanda de programas que ayuden a los agricultores, ganaderos y silvicultores a confinar carbono, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse a un clima cambiante.
La política es una herramienta y, como cualquier herramienta, es tan buena como la mano que la empuña. Además, 2024 es un gran año a nivel mundial para la toma de decisiones sobre quién lleva las riendas de la formulación de políticas. Más de 50 países, que en conjunto albergan a más de la mitad de la población mundial, celebrarán elecciones a nivel nacional en 2024, incluyendo Estados Unidos. Y en Estados Unidos, 35 senadores y toda la Cámara de Representantes estarán en las elecciones de 2024. Once estados votarán por gobernadores y casi 30 ciudades importantes, desde Anchorage, Alaska, hasta Raleigh, Carolina del Norte, elegirán a sus alcaldes. Y de frente a las elecciones presidenciales de 2024, es más importante que nunca ejercer el derecho a votar y elegir formuladores de políticas que brinden el liderazgo en las acciones climáticas.
Por último, la comunidad internacional se reunirá a lo largo de 2024 para debatir cuestiones climáticas durante las reuniones del G7 y el G20, en Nueva York, para la Asamblea General de las Naciones Unidas y la Semana del Clima, y nuevamente en Bakú, Azerbaiyán, en noviembre de 2024 durante la COP29. Estos serán momentos críticos de evaluación, reflexión y, con suerte, de nuevas medidas. Para cuando lleguemos a Bakú, queremos que el mundo se haya decidido y sea agresivo a la hora de eliminar las emisiones de combustibles fósiles, invertir en innovaciones impactantes y avanzar hacia ambiciosos objetivos para frenar la crisis climática.
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