La verdadera historia sobre la soya
A medida que la producción de soya se expande rápidamente, nuestros ecosistemas se ven amenazados.
Después de la industria de la carne de res, la producción de soya es la segunda actividad causante de la deforestación en todo el mundo. Desde las Grandes Planicies del Norte de Estados Unidos hasta la Amazonía de Brasil, bosques, praderas y humedales están siendo arrasados para dar espacio a más áreas para la producción de soya. De tal manera que cuando estos hábitats naturales se destruyen la vida silvestre se queda sin hogar, el cambio climático se acelera, se da pie a una mayor contaminación del agua y se alteran los períodos de lluvias y sequías.
A medida que la población mundial crezca y el ingreso de las personas aumente, mayor será la demanda de carne y la alimentación a base de soya para la crianza de ganado. Por esta razón, WWF trabaja con productores de soya, comerciantes, procesadores, fabricantes, minoristas, restaurantes, inversionistas y otros socios interesados de todo el mundo para eliminar la deforestación producto de las cadenas de suministro de soya, y a la vez promover prácticas innovadoras que produzcan más soya con menos recursos e impactos para el medio ambiente.
La correlación que existe entre los impactos en una parte del planeta y la preferencia de los consumidores ubicados a miles de millas de distancia se puede comprender mejor en la verdadera historia de la soya:
1. La expansión de la soya amenaza los hábitats más importantes de América del Sur
Localizado entre Brasil, Argentina, Paraguay y Bolivia, el Cerrado y el Chaco son dos de los paisajes naturales más ricos de Sudamérica.
Con una superficie de más del 20% en Brasil, el Cerrado es la sabana más grande de Sudamérica. Es hogar del 5% de todas las especies vivientes de la Tierra y una de cada 10 especies brasileñas. Hay más de 10,000 especies de plantas, y casi la mitad de ellas no se encuentran en ningún otro lugar del mundo.
El Chaco es el bosque seco más grande de Sudamérica y alberga 3,500 especies de aves, 220 de reptiles y anfibios así como 150 mamíferos distintos, incluyendo 18 especies de armadillo.
Junto con la selva amazónica, estos ecosistemas están amenazados por la expansión de la producción de soya.
2. El Cerrado y el Chaco están desapareciendo rápidamente
El Cerrado alguna vez cubrió un área equivalente a la mitad del tamaño de Europa: ahora, sus hábitats naturales y su rica biodiversidad se están destruyendo mucho más rápido que la selva tropical. Alrededor de la mitad de la sabana y el bosque nativos del Cerrado han dado paso a la agricultura desde finales de los años cincuenta. Casi una cuarta parte del Gran Chaco en Argentina y alrededor de una quinta parte en Paraguay desaparecieron entre 1976 y 2011, sin embargo, la expansión agrícola continúa.
A medida que estos ecosistemas desaparecen, también se pierde la fauna silvestre y los servicios ecológicos vitales que brindan, como el agua limpia, la absorción de carbono y el mantenimiento de suelos saludables. Algunas de las especies más amenazadas son el jaguar, el lobo de crin y el oso hormiguero gigante, aunque también lo están muchas otras especies de plantas y animales que son únicos del Cerrado y el Chaco.
No solo los ecosistemas frágiles y las especies están bajo esta presión. La destrucción del hábitat también amenaza el modo de vida de muchos pueblos indígenas y otras comunidades que dependen de los bosques, pastizales naturales y sabanas para su sustento.
3. La demanda mundial amenaza al Cerrado y al Chaco
Con un alto contenido de proteínas y energía, la soya es una parte clave del suministro mundial de alimentos. Principalmente utilizada como alimento para animales, la soya se ha convertido en uno de los cultivos más grandes del mundo debido a la creciente demanda mundial de productos de carne. No obstante este crecimiento ha tenido un costo. En las últimas décadas se han despejado extensas áreas de bosques, sabanas y pastizales a medida que se ha expandido la producción de soya. En total, el área de tierra en Sudamérica dedicada a la soya creció de 42 millones de acres en 1990 a 114 millones de acres en 2010, principalmente en ecosistemas naturales que se han convertido en áreas agrícolas. Así mismo los bosques y otros ecosistemas naturales están siendo cada vez más amenazados mientras que la producción y la demanda continúan creciendo.
Se espera que la producción de soya aumente rápidamente a medida que el desarrollo económico fomente un mayor consumo de proteína animal, especialmente en países en desarrollo y emergentes.
4. Gran parte del ganado del mundo depende de la soya sudamericana
El intensivo sector ganadero de Europa depende de la soya, la mayoría importada de América del Sur, para satisfacer la demanda de carne y productos lácteos. La demanda de soya dentro de la Unión Europea utiliza un área de 32 millones de acres en América del Sur, de un total de 114 millones de acres de producción de soya. Esto es equivalente al 90% de toda el área agrícola de Alemania. Los principales importadores europeos de soya son países con gran producción de cerdo y pollo a escala industrial.
El importador de soya de más rápido crecimiento en la actualidad es China, que utiliza el cultivo para alimentación animal y aceite de cocina. El consumo de carne de China está aumentando rápidamente y las proyecciones indican un fuerte aumento sostenido a largo plazo de las importaciones de soya, lo que probablemente aumentará la presión sobre la Amazonía, el Cerrado, el Chaco y otros ecosistemas amenazados.
En Estados Unidos, la soya también se usa ampliamente para la alimentación de los animales pero la mayoría se produce en el país.
5. La producción y el consumo sostenibles pueden reducir las amenazas sobre la naturaleza
Las empresas de alimentos tienen la oportunidad y la responsabilidad de obtener soya producida sin destruir bosques, sabanas, pastizales y otros hábitats naturales.
Los consumidores deben ser conscientes de los impactos ambientales ocasionados por sus dietas, y en particular la relación que existe entre la soya y los productos de origen animal. Alrededor del 75% de la soya en todo el mundo se utiliza para la alimentación del ganado. Si bien muchas personas imaginan que la soya es consumida principalmente por vegetarianos, la mayor parte se consume indirectamente en forma de pollo, cerdo, ternera y pescado de granja, así como huevos, leche, queso y yogurt. Si las personas en los países de altos ingresos consumieran proteína animal siguiendo los niveles recomendados por los nutriólogos, se podría ayudar a reducir las amenazas sobre los ecosistemas naturales.