Los tiburones son clave para la salud de nuestros océanos y el clima

Reescribiendo la historia de uno de los héroes más antiguos del océano

[Foto superior: Los tiburones azules habitan en mar abierto, completan largas migraciones y se sumergen a profundidades superiores a los 3280 pies]

Nuestros océanos tienen un directo impacto en la regulación del clima de la Tierra y son los que más absorben carbono atmosférico del planeta. A medida que nuestro clima se calienta, mantener el equilibrio ecológico y resiliencia de estas especies es fundamental para resistir eventos climáticos extremos.

Superpoder: depredar de forma estratégica

Los tiburones que habitan en las aguas costeras protegen y mejoran lo que conocemos como “carbono azul”, es decir, el carbono almacenado en los océanos. Estos extraordinarios animales patrullan y cazan en los arrecifes de coral y las praderas marinas, o incluso hurgan en el fondo del mar en busca de materia muerta. Cuando los tiburones van tras los peces herbívoros, pueden tener un impacto positivo en el ciclo del carbono marino. Este comportamiento depredador limita el potencial que tienen los peces presa de comer en exceso la vegetación oceánica, como las praderas marinas y los bosques de algas marinas, cruciales para la absorción de carbono a través de la fotosíntesis. Las praderas marinas pueden capturar carbono atmosférico 35 veces más rápido que los bosques tropicales y confinar enormes cantidades de carbono durante décadas.

Como superdepredadores, los tiburones dan forma y mantienen a sus ecosistemas. Han existido durante más de 400 millones de años, antes de que los árboles echaran raíces, lo que los convierte en uno de los mayores supervivientes de la Tierra. Más de 530 especies de tiburones ayudan a proteger el delicado equilibrio de los ecosistemas marinos, beneficiando a los océanos y al clima.

Los tiburones de arrecife de punta negra son animales increíblemente atléticos y pueden salir completamente del agua durante sus frenesíes alimentarios.

Por ejemplo, los tiburones tigre ayudan a las florecientes praderas a que exista una distribución más uniforme de los pastos marinos manteniendo bajo control a las poblaciones de tortugas marinas y otras especies que pastorean excesivamente en los pastos marinos. Y en los ecosistemas de arrecifes de coral, los tiburones se alimentan de peces herbívoros, mejorando la capacidad de captura y almacenamiento de carbono de los ecosistemas de arrecifes de coral.

Los tiburones protegen las reservas de carbono en los ecosistemas marinos no sólo depredando peces herbívoros sino también simplemente haciendo que los peces que pastan se dispersen y reduzcan sus esfuerzos de búsqueda de alimento. Al reducir la cantidad de comportamiento de búsqueda de alimento y actividad que agita el sedimento en el fondo del océano -que almacena activamente al carbono-, los tiburones reducen el potencial de cualquier pérdida de carbono almacenado perturbado por el movimiento de los peces.

Los tiburones ayudan a las florecientes praderas marinas manteniendo bajo control las poblaciones que se alimentan de pastos marinos.

Las especies que se alimentan de pastos marinos pueden agitar los sedimentos cuando buscan alimento en el fondo del océano, liberando el carbono confinado.

Superpoder: redistribuir el carbono

Muchas especies de tiburones migran miles de kilómetros a lo largo de sus vidas y ayudan a ciclar y redistribuir los nutrientes en los ecosistemas marinos.

Los tiburones nadan a lo largo de las diferentes capas del océano, realizando migraciones verticales que mezclan aguas profundas -ricas en nutrientes y oxígeno- con aguas superficiales -pobres en nutrientes-, ayudando a oxigenarlas y mejorar su productividad. Esto ayuda a las criaturas que viven en la superficie del océano, como el fitoplancton, a obtener los nutrientes que necesitan para ser más productivos. Al igual que las plantas terrestres, el fitoplancton puede extraer dióxido de carbono de la atmósfera y producir oxígeno.

Los tiburones también transfieren nutrientes a través de su materia fecal. Los tiburones grises de arrecife en los ecosistemas de arrecifes poco profundos suministran varias libras de nitrógeno diariamente a sus hábitats. Los tiburones que viven en mar abierto, como el tiburón martillo, el mako y otros, también contribuyen de manera importante a este esfuerzo. Pero además del efecto fertilizante que su materia fecal puede tener sobre la vegetación marina o el fitoplancton que almacena carbono, las heces en sí también contienen carbono directamente y lo almacenan en el fondo del océano cuando se hunde.

Cuando los animales terrestres mueren, el carbono almacenado en sus cuerpos se libera a la atmósfera. Pero cuando las criaturas del océano mueren, sus cuerpos (y el carbono que contienen) se hunden hasta el fondo, convirtiéndose en reservas de carbono durante miles de años. El carbono constituye aproximadamente entre el 10% y el 15% del cuerpo de un tiburón, por lo que este ciclo es particularmente importante para los animales marinos más grandes.

Al igual que los tigres o las cebras, los tiburones ballena tienen patrones de manchas únicos que pueden usarse para identificarlos mientras migran.

Los verdaderos villanos de esta historia

En las últimas décadas, las poblaciones de tiburones se han visto muy afectadas y están disminuyendo considerablemente: más de un tercio de todas las especies de tiburones y rayas están actualmente en peligro de extinción. Se encuentran entre los animales marinos más amenazados, principalmente debido a la sobrepesca y las prácticas pesqueras nocivas. Un estudio de 18 especies de tiburones y rayas oceánicos reveló que la sobrepesca ha llevado a una reducción del 71% en sus poblaciones a nivel mundial desde 1970.

La pérdida de depredadores tope y medianos, como los tiburones, puede tener efectos en cascada en los ecosistemas oceánicos, provocando desequilibrios como aumentos en el número de presas, una sobreabundancia de peces herbívoros y la posible destrucción de hábitats submarinos que confinan carbono. En los arrecifes de coral, la reducción de las poblaciones de tiburones puede aumentar la presencia de otros peces depredadores dominantes que se alimentan de los peces que se alimentan de algas, lo que disminuye la diversidad de especies y aumenta la proliferación de algas que, en última instancia, asfixian los arrecifes.

A group of silhouetted hammerhead sharks swim through open ocean

Los tiburones martillo suelen agruparse en grupos de hasta 500 individuos durante el día, pero se dispersan durante la noche.

La crisis climática también tiene el potencial de diezmar aún más el número de tiburones. El calentamiento de los océanos orilla a las poblaciones de peces a zonas distintas, alterando la disponibilidad de alimentos donde normalmente deberían encontrarse. Los tiburones azules se ven perjudicados por el calentamiento de las aguas; no bucean tan profundamente en áreas más cálidas con bajos niveles de oxígeno, haciéndolos vulnerables a quedar atrapados en las artes de pesca. Entre más tiburones, rayas y otros grandes peces marinos existan en la naturaleza, junto con animales oceánicos como ballenas y delfines, significa que se almacenará más carbono en sus cuerpos. Sin embargo, la sobrepesca reduce directamente este almacenamiento de carbono cada vez que un animal se pierde.

Héroes perdurables

Los ecosistemas que cuentan con poblaciones de tiburones saludables son más productivos y prósperos que aquellos que no las tienen. También son más resilientes a los cambios y mantienen el equilibrio del ecosistema. Los tiburones han existido durante cientos de millones de años y han sobrevivido a cinco grandes eventos de extinción masiva, sobreviviendo a los dinosaurios. Su resiliencia y su papel en nuestros océanos son incomparables. Pero este valor puede pasar desapercibido sobre todo cuando los tiburones son presentados como agresores que inducen miedo y acechan en nuestros océanos. En realidad, son curiosos guardianes que patrullan y protegen el precioso equilibrio de los océanos. Las personas y el planeta los necesitan y debemos protegerlos y reescribir su historia.