Planes climáticos en América Latina y el Caribe: De la ambición a la implementación

La región de Latinoamérica y el Caribe posee un buen historial en la presentación de Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) y en aumentar su ambición climática. Pero hay excepciones graves – y todos los gobiernos deberían poner en práctica sus planes y establecer con mayor claridad los vínculos entre proteger el clima, la naturaleza y las personas.

Además, la región es un buen ejemplo de la amenaza que representa el cambio climático y las oportunidades que puede ofrecer una acción climática agresiva, siendo una región vulnerable y rica en biodiversidad. Muchos gobiernos han dado un paso adelante con ambiciosos planes climáticos, pero ahora deben convertir esos planes en acción. Y los que aún no lo han hecho deben seguir su ejemplo. La región debe tener en cuenta que se está formando un nuevo sistema económico mundial, que pone atención en el clima. No considerar esto, es poner en peligro el futuro desarrollo de la región.

WWF ha evaluado 15 de estos planes, conocidos como Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, que establecen objetivos de reducción de emisiones de los países como parte del Acuerdo de París. Al evaluar los NDCs, pensamos en cómo debería ser la ambición, y decidimos ver más allá de los objetivos de emisiones, aunque estos son vitales. Hay otros elementos importantes en los planes de acción climática de los países: cómo estos permiten la adaptación a impactos inevitables; cómo contribuyen al desarrollo sostenible y a una recuperación sustentable; si son inclusivos; y cómo permiten rastrear el progreso.

En general, los gobiernos de toda la región han hecho buenos progresos al aumentar la ambición climática en sus planes, las primeras versiones fueron elaboradas en el 2015, antes de las conversaciones del Acuerdo de París. Hemos clasificado cinco de ellos (Colombia, Surinam, República Dominicana, Panamá y Costa Rica) como los "NDCs que queremos".

Hay dos excepciones que destacan en este análisis. Brasil y México no han aumentado la ambición en comparación con sus NDC anteriores, incluso, debido a cuestiones metodológicas, sus nuevos objetivos les permiten emitir incluso más carbono que antes. Es especialmente desalentador que estas sean las dos economías más grandes de la región; deberían estar liderando con el ejemplo.

Sin embargo, incluso para aquellos países que elaboraron NDCs elogiables, este es sólo el paso más reciente de un largo viaje. No hay tiempo que perder para pasar de la ambición a la implementación.

Los objetivos de estos NDCs no se cumplirán sin un esfuerzo del gobierno en su totalidad, y de hecho, de toda la sociedad. Se deben promulgar leyes. Se deben hacer borradores de regulaciones. Los ministerios deben tener los recursos adecuados. Y la sociedad, el sector privado, el gobierno local y ámbitos académicos, deben movilizarse para entregar estos NDCs. Las estructuras de gobernanza participativa existentes deben fortalecerse, o ponerlas en marcha donde aún no están.

Realizar esos esfuerzos promete diversos beneficios más allá de la protección climática. Lo más importante es que una acción climática bien planificada ayuda a crear empleos y generar crecimiento económico. Puede promover la salud pública en las zonas urbanas, reduciendo la contaminación. Y, fundamentalmente en América Latina y el Caribe, ofrece el potencial de proteger algunos de los ecosistemas más biodiversos del planeta, como la selva amazónica.

Varios países de América Latina y el Caribe han comenzado a emprender acciones - al reconocer el potencial de vincular la acción climática con la recuperación económica de la pandemia. Algunos están haciendo las conexiones entre proteger la naturaleza, mitigar el cambio climático y crear puestos de trabajo. Estos elementos son vitales y oportunos. Existe una oportunidad - que todos debemos aprovechar - para utilizar la acción climática para impulsar el cambio sistémico, abordar las desigualdades, ofrecer una recuperación verde y proteger la naturaleza.

En este año crucial para la acción climática, muchos gobiernos de América Latina y el Caribe han dado un paso adelante con NDCs creíbles y ambiciosos. Pero ni el trabajo, ni el escrutinio, se detienen aquí. Deben poner en práctica estos planes y comenzar a ofrecer las reducciones de carbono, los beneficios sociales y la protección de la naturaleza que necesitamos. Esperamos que las lecciones compartidas en este informe ayuden en esta tarea de importancia fundamental para el planeta.

Para más información sobre nuestro análisis y recomendaciones, los invitamos a ver el reporte, por el momento disponible solo en inglés:

WWF's assessment of the National Determined Contributions of 15 countries in Latin American & the Caribbean.

Manuel Pulgar-Vidal

Líder Global de Clima & Energía de WWF; anteriormente Ministro de Medio Ambiente de Perú y Presidente de la COP20.