Protegiendo mi hogar, el Ártico
El calentamiento del agua y el aumento del transporte marítimo podrían afectar a los pueblos indígenas
- Fecha: 16 septiembre 2021
- Autor: Alexandria Abuzanuq Ivanoff
Alexandria Abuzanuq Ivanoff es pasante de comunicación en WWF y se especializa en temas de conservación en la región del estrecho de Bering y el Ártico. Ella es originaria de Unalakleet, Alaska, una pequeña comunidad de caza y pesca ubicada en la costa noroeste. Ivanoff está trabajando para obtener una licenciatura en periodismo para seguir luchando por los derechos indígenas y la conservación de los ecosistemas que sustentan a esas comunidades.
Mis primeros recuerdos son del agua, tiritando en el bote durante el camino de regreso al campamento de pesca, con el viento azotando mi cabello. A medida que avanzábamos río arriba, la vía fluvial se estrechaba y los árboles colgaban sobre las orillas erosionadas como un dosel. Las distantes colinas se hacían más grandes a medida que nos acercábamos, y la tierra parecía extenderse infinitamente. Aquí arriba solía haber miles de peces y así, sin errar, regresábamos con las balsas repletas hasta el borde. De regreso en el campamento jugaba y observaba mientras las fuertes mujeres cortaban con facilidad los filetes mientras contaban divertidas historias rodeadas de carcajadas. Esperábamos impacientes el delicioso y aceitoso salmón real, el primer salmón que llegaba después de nuestro largo y frío invierno. Cortábamos los filetes en finas tiras y los colgábamos para que se secaran y ahumaran.
Mi familia siempre ha estado entusiasmada con el arduo trabajo y lo que representa para subsistir. La supervivencia de los inupiaq se basa en la caza y recolección, acuñadas por miles de años de conocimiento ecológico tradicional que nuestros antepasados aprendieron y han transmitido de generación en generación. Mi abuela es la razón por la que mi familia y yo preservamos algunos de estos conocimientos hasta hoy. Con amor y paciencia nos ha transmitido las habilidades necesarias para usar y preparar cada parte de un animal. Ella nos enseñó a no desperdiciar.
En los últimos años, mi familia ha batallado para llenar nuestros congeladores con salmón real, ya que vemos que estos peces regresan cada vez menos a nuestros ríos y arroyos. Hoy en día, lo que a mi abuela le tomaba unos cuantos días ahora nos lleva el doble de tiempo. El salmón real que pescamos hoy es más joven y más pequeño, lo que nos obliga a guardar 10 peces más para igualar lo que teníamos antes.
El calentamiento del océano y el impacto en las poblaciones de peces
Las poblaciones de salmón real, salmón chum y salmón del pacífico o plateado en el Yukón y el estrecho de Bering están disminuyendo drásticamente, en parte, probablemente debido al rápido aumento de la temperatura del océano y las cabeceras donde desovan. Este aumento de temperatura no solo ha afectado a las poblaciones de salmón, sino también a otras especies marinas. Cerca de la isla de San Lorenzo, en el mar de Bering, se encuentra una extensión de agua fría en la plataforma del este del mar de Bering. El agua fría ha mantenido al abadejo y al bacalao del Pacífico al sur de esta plataforma. Pero en 2018, el océano se calentó tanto que las dos especies de peces tuvieron que migrar y alimentarse más al norte de lo normal. El abadejo y el bacalao se alimentan de cangrejo rojo gigante y peces pequeños nativos del área al norte de la plataforma del mar de Bering oriental y su reciente invasión hacia las aguas del norte ha contribuido al colapso de la población de cangrejo rojo gigante. Tanto las poblaciones de cangrejo rojo gigante como de salmón real solían sostener una industria de pesca y cangrejo comercial notablemente exitosa, así como para proveer de alimento a comunidades enteras. Un censo realizado en 2006 reveló que la cantidad promedio de alimento recolectado para subsistir por cada hogar en la región del estrecho de Bering es de más de 3,700 libras (aprox. 1,600 kg) por año, siendo que 77.5% del alimento recolectado proviene del océano¹. Hoy, esta cantidad de recolección simplemente no es posible.
El tráfico marítimo está aumentando
El aumento de la temperatura y los vientos también están creando otro problema para la vida silvestre y las personas: el aumento de los navíos.
En los últimos años, la falta de hielo marino -debido al calentamiento del planeta- ha creado aperturas en aguas que antes eran intransitables en el estrecho de Bering, y con ello un drástico aumento en el transporte marítimo. Las rutas a través del Ártico son significativamente más cortas que las que se utilizan comúnmente en la actualidad. Los datos actuales reflejan un notable aumento del tránsito observado en el estrecho de Bering en la última década. Si bien solo se registraron 262 tránsitos en 2009, ese número aumentó a 434 en 2019. Estas embarcaciones a menudo viajan a través de delicados hábitats marinos y zonas de caza indígenas, aumentando el riesgo de colisiones con cazadores y mamíferos marinos. Una colisión puede dañar o resultar en la pérdida de los bienes transportados como petróleo y gas natural, y un derrame sería devastador para la región. Existe muy poca infraestructura disponible para limpiar un desastre de ese tipo.
Incluso sin incidentes, los barcos aumentan la contaminación acústica y lumínica, interrumpiendo la comunicación entre los animales y sus patrones de migración. Además, los desechos de los buques se dispersan y las descargas de aguas residuales pueden agotar el oxígeno, propagar bacterias y virus patógenos y aumentar los niveles de nutrientes en los ecosistema circundantes, lo que puede resultar en la proliferación de algas tóxicas.
El tráfico marítimo afecta la cultura local
El tráfico marítimo a través de aguas que antes eran intransitables también presenta riesgos para las personas de la región. Las rutas de los grandes barcos pueden interferir con las zonas de caza indígenas, obligando a los cazadores a tomar medidas más extremas para encontrar los recursos de los que dependen para sobrevivir. Esto afecta al ecosistema y la gente del Ártico. Si una parte de la cadena alimenticia o el entorno se altera, todo el ecosistema se ve afectado y los animales y las comunidades nativas pueden sufrir por la carencia de alimento. Toda una población y cultura dependen de un ecosistema oceánico saludable, mismo que hemos mantenido durante generaciones. No podemos perderlo.
¿Qué estamos haciendo en WWF?
WWF está trabajando con sus socios de conservación para proteger los recursos marinos ante la amenaza de los naufragios y los posibles derrames de petróleo, y así como el aumento en la contaminación. También hemos creado un plan para Estados Unidos y Rusia para que el tráfico marino a través del estrecho de Bering se realice de manera inteligente. Este plan detalla mejores prácticas desde cómo compartir información en tiempo real hasta cómo proteger a las comunidades indígenas y la vida silvestre.
Estamos haciendo frente a la crisis climática comprometiéndonos con millones de estadounidenses, empresas líderes y representantes de gobierno para prepararnos para un cambio inevitable y reducir las emisiones que impulsan el calentamiento del planeta.
Además, WWF está motivando a los responsables de la toma de decisiones a escuchar las voces de los indígenas y brindando apoyo para que los pueblos indígenas asistan y hablen en varios foros. Las voces de los indígenas son vitales para la conservación de la vida silvestre y el futuro del Ártico y su gente.
Protegiendo mi hogar, el Ártico
Para mí, mi hogar es precioso. Si perdemos el Ártico, toda la cultura inuit -que se ha mantenido viva como una ardiente llama- podría morir y miles podrían ser desplazados.
La preservación del Ártico comienza con la preservación de su gente. Ahora soy yo quien se pone de pie con orgullo y corta delicadamente cada salmón real en tiras durante horas y horas y trabaja con mucho cuidado como si estos peces fueran de oro. Espero poder transmitirle a mis futuros hijos el conocimiento que mis abuelos tanto se esmeraron por transmitirme.
Juntos podemos sostener la hermosa región de la que provengo y proteger el delicado y sorprendente ecosistema que nos ha nutrido durante miles de años. Esta tierra es próspera y hermosa, y las personas que la consideran su hogar deberían prosperar para las siguientes generaciones. Debemos actuar ahora para proteger este maravilloso lugar natural.
¹Fuente: Kawerak, Inc
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