Un encuentro cercano con las ballenas grises en la península de Baja California

Boca La Soledad es una enorme brecha ubicada en las islas que separan a la bahía de Magdalena -en la costa occidental de la península de Baja California- del Océano Pacífico. Aquí, las aguas parecen tranquilas, calmas y niveladas, dependiendo de los vientos del día. Pero justo debajo de la superficie deambulan unas gigantescas criaturas.

Nuestro viaje a este extraordinario lugar comenzó a bordo de una Zodiac, una lancha inflable que fue lanzada desde un barco de expedición. El paisaje repleto de manglares, que se aferraban con sus raíces a la costa por la que navegábamos, se tornó en largas dunas y playas salpicadas de conchas. A medida que nos adentrábamos en aguas más abiertas comenzamos a detectar las reveladoras señales de lo que buscábamos: blancas columnas de agua salada que se elevaban en el aire, cada una resultado de la dramática exhalación de una ballena gris.

A finales del invierno y principios de la primavera, las ballenas grises navegan hacia las bahías protegidas de la península de Baja California para aparearse o dar a luz a sus crías. Son tantas las que llegan que resulta casi imposible no detectarlas en cualquier dirección a la que se mire. Estas aguas son cálidas y poco profundas, ideales para amamantar a un ballenato recién nacido y mostrarle el mundo antes de la larga y en ocasiones riesgosa migración rumbo al norte, hacia las ricas áreas de alimentación de las costas de Alaska. Durante el tiempo que pasan aquí, los ballenatos aumentan alrededor de 60 libras (27 kg) por día gracias a la nutritiva leche de su madre.

Actualmente, las bahías protegidas de la Baja representan un refugio para las ballenas pero eso nunca había sido así. A mediados del siglo XIX y principios del XX, las ballenas grises fueron cazadas al borde de la extinción ya que estaban al alcance de los cazadores debido a la poca profundidad de las bahías. La grasa de ballena era utilizada como aceite para las lámparas. Como resultado de los esfuerzos de conservación y la protección de varias organizaciones internacionales, las poblaciones de ballenas grises se recuperaron después de la década de 1950.

Más al norte, WWF también ayudó a restringir los estudios sísmicos que se demostró desplazaban a las ballenas grises de sus lugares de alimentación, y lanzó una campaña para evitar que se construyera una plataforma de perforación petrolera en alta mar en el hábitat de las ballenas grises.

Nuestra embarcación se desvió de la costa hacia aguas más abiertas y redujo la velocidad desplazándose lentamente. Ocho personas comenzaron a escanear la superficie del agua en busca del soplo revelador y alguna emergente masa gris. Después de unos minutos, no solo vimos un chorro de agua, sino dos. Una mamá y su bebé. Navegamos con precaución para apreciar la escena de cerca. A algunas ballenas no les importa que las molesten pero hay otras, conocidas como ballenas amistosas, que demuestran una gran curiosidad por las embarcaciones y los seres humanos.

Tuvimos suerte. Este par de ballenas parecía querer saber tanto sobre nosotros como nosotros de ellas. Flotaron cerca de la superficie del agua y de nosotros. En pocos instantes, el ballenato se inclinó hacia un lado y pudimos ver claramente la mirada en uno de sus hermosos ojos.

Hacer contacto visual con una ballena, esta majestuosa, enorme, elegante y salvaje criatura, es más que sublime. Es una conexión inmediata deseada por ambas partes, que nace de la curiosidad mutua y no puede ser descrita de ninguna forma. Es magia pura.

El ballenato nadó hasta la embarcación varias veces más y luego se alejó. Justo cuando estábamos a punto de regresar al barco de expedición la ballena madre salió disparada del agua con un impresionante salto. Momentos después, la cría imitó el brinco. Fue como un poético "gracias y adiós".

Los que estábamos en el barco sentimos que nuestros cuerpos se estremecieron. Lo que experimentas en Boca La Soledad solo se puede sentir si te das la oportunidad de visitar ese lugar y si estás dispuesto a que una sola mirada cambie tu vida para siempre.

Viaja con WWF para ver a las ballenas en México (continuar en inglés).