¿Cuál es el Bosque Atlántico y por qué necesitamos salvarlo?
- Autor: Lorin Hancock
El Amazonas es la selva tropical más grande y conocida de América del Sur, sin embargo existe otra selva tropical que también es de vital importancia para la naturaleza y la gente: el Bosque Atlántico. Al igual que el Amazonas, el Bosque Atlántico es un ecosistema donde abundan especies únicas de plantas y animales. Pero, desafortunadamente, eso no es todo lo que los dos bosques tienen en común: el Bosque Atlántico también está gravemente amenazado y necesita nuestra ayuda.
El Bosque Atlántico se extiende a lo largo de la costa oriental de Brasil y penetra tierra adentro hacia Argentina y Paraguay. La ecorregión comprende ciudades importantes como Río de Janeiro y Sao Paulo, y es el hogar de más de 148 millones de personas. En Brasil, la ecorregión del Bosque Atlántico genera el 70% del producto interno bruto (PIB) del país.
Este bosque es además una de las áreas naturales más ricas del planeta donde habitan especies emblemáticas como el jaguar, el perezoso, el tamarino y el tucán. Tan solo 2.47 acres (1 ha) del Bosque Atlántico pueden albergar alrededor de 450 especies de árboles. El 7% de las especies de plantas y el 5% de las especies de animales vertebrados del mundo pueden encontrarse allí. Y muchas de estas plantas y animales son endémicos, lo que significa que no existen en ningún otro lugar de la Tierra.
Constantemente se documentan nuevas especies en el Bosque Atlántico. Desde 1990 se han descubierto más de 30 especies de mamíferos, nueve especies de aves y alrededor de 100 especies de ranas. El bosque también ofrece otros beneficios como limpiar el aire y ayudar a regular el clima, proteger los suelos, permitir la polinización y generar alimentos, medicamentos y agua potable. De hecho, el 60% de la población de Brasil depende del agua del Bosque Atlántico.
A pesar de su importancia, este bosque es uno de los más amenazados del planeta. Durante los últimos 500 años los humanos han alterado el paisaje forestal mediante el desarrollo de infraestructura, la agricultura y las plantaciones de árboles. Actualmente queda menos del 12% del bosque original, en pequeños fragmentos desconectados en su mayoría.
Salvemos el bosque
No obstante el Bosque Atlántico no es una causa perdida, ni mucho menos. Sorprendentemente y a pesar de la drástica pérdida de hábitat, la diversidad de especies de plantas y animales persiste en pequeños refugios. Gracias a la coordinación y el apoyo de las organizaciones de conservación, el sector privado y los gobiernos, estamos evitando que el bosque desaparezca tan rápidamente, protegiendo más áreas que nunca. Entre 2000 y 2015, Brasil, Argentina y Paraguay pudieron aumentar el área forestal protegida total en la ecorregión del Bosque Atlántico en más del 20%.
También se están realizando esfuerzos para recuperar las áreas perdidas del bosque. Por ejemplo, en 2018, International Paper comenzó una alianza con WWF para mapear áreas prioritarias y restaurar 247 acres (100 ha) de áreas forestales en el Bosque Atlántico de Brasil. Al año siguiente, HP contribuyó a este progreso restaurando hasta 1,235 acres (500 ha) adicionales. A través de proyectos como estos, WWF está trabajando en el área de la mano con un consorcio de socios locales de conservación, restaurando los ecosistemas y volviendo a conectar los fragmentados parches de bosques nativos. La reconstrucción de estos corredores forestales permite que la vida silvestre se desplace con mayor libertad, protege los valiosos recursos hídricos y hace que toda la región sea más resistente a los impactos climáticos.
Pero necesitamos ayuda para mantener este ímpetu. No solo fomentamos que más empresas se unan a los esfuerzos de restauración, sino que también necesitamos que todos los consumidores exijan que los productos que compran sean producidos de manera responsable. Es decir, que los procesos de producción no contribuyan a la deforestación y ayuden a las comunidades y la naturaleza a prosperar. Por ejemplo pueden buscar productos de papel que tengan el sello del Consejo de Administración Forestal (FSC, por sus siglas en inglés). Si se combinan las acciones de los consumidores, la inversión corporativa y políticas públicas de protección forestal que sean bien aplicadas, podemos evitar que se pierda más bosque; podemos recuperar el Bosque Atlántico por el bien de la vida silvestre, las personas y el planeta.
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