Restaurando el caudal natural del río Grande (río Bravo)

Un nuevo estudio muestra cómo la restauración del río podría salvar especies importantes y al mismo tiempo apoyar a los agricultores

El río Grande, también conocido como río Bravo en México, serpentea a través del árido desierto del suroeste de Estados Unidos y el norte de México y es vital para la región. Además de sustentar los fértiles valles de la zona, proporciona agua potable a 15 millones de personas.

El río también salvaguarda una biodiversidad excepcional. Casi la mitad de las especies nativas de peces de la región no se encuentran en ningún otro lugar del mundo. Y los humedales sustentados por el río son hábitats críticos para las aves que migran a través del continente.

De todos los ríos del mundo, pocos han cambiado tan rápidamente en tan poco tiempo. Antes de la década de 1880, el río Grande/río Bravo se conservaba de manera natural y fluía libremente. En la década de 1930 (apenas 50 años después), el río ya había sido desviado miles de veces para suministrar agua para el riego agrícola. Se surcaron grandes canales de riego para enviar agua a casi 300,000 acres (121 mil ha) de nuevas tierras de cultivo.

El impacto ha sido inmenso tanto para las personas como para los ecosistemas. Varias áreas del río ahora se secan durante gran parte del año. También conocido como agotamiento del caudal, la sequía del río ha llevado a numerosas especies al borde de la extinción, poniendo en peligro al menos a 75 especies. Además, la crisis climática está empeorando la escasez de agua.

"La escasez de agua no es buena para las personas ni para la naturaleza", señala Brian Richter, becario de agua dulce de WWF-US y autor del estudio. “Cuando los agricultores se quedan sin agua, no pueden producir los alimentos que comemos y no pueden mantener a sus familias. Cuando los ríos se secan, perdemos especies y los beneficios que los ecosistemas saludables nos bridan”.

La buena noticia es que sabemos cómo abordar estos desafíos. También llamada restauración del flujo, recuperar algo parecido al flujo natural del río puede salvaguardar el agua limpia para las personas y al mismo tiempo evitar la pérdida de la extraordinaria biodiversidad de la región.

Por primera vez, un estudio apoyado por WWF analizó toda la cuenca del río, explorando los impactos de restaurar diferentes cantidades de flujo natural, y cómo lograrlo. El equipo de investigación construyó un primer modelo hidrológico de toda la cuenca para mostrar cuánto se han alterado los flujos naturales del río a lo largo de su envergadura. Luego, el modelo fue utilizado para identificar cómo y dónde se consume el agua y diseñar estrategias que podrían permitir que más agua permaneciera en el río.

En gran medida, la mayor desviación de agua se destina a la agricultura: de hecho, el 83% se canaliza a alrededor de 2 millones de acres (809 mil ha) de tierras agrícolas. Es importante que cualquier medida para restaurar el flujo natural del río permita, al mismo tiempo, mantener o aumentar los ingresos de la agricultura. Esto se puede lograr sembrando cultivos que requieran menos agua y sean más rentables, como los chiles, y al mismo tiempo dejar en barbecho (o dejando de utilizar) algunas de las tierras de cultivo existentes.

Los programas piloto ya comenzaron. Proporcionan incentivos financieros a los agricultores para que dejen temporalmente los campos en barbecho. Estos programas han ido incrementando exitosamente los caudales del río en trayectos críticos del río mismo durante los años de sequía, asegurando que las especies en peligro de extinción puedan sobrevivir y al mismo tiempo complementar los ingresos de los agricultores. El siguiente paso es ampliar estos programas a mayor escala.

"Un futuro sostenible para un río que cruza tantas fronteras y enfrenta desafíos hídricos extremos frente a un clima cambiante requiere una colaboración y un compromiso sin precedentes", menciona Enrique Prunes, gerente del programa Río Grande-Río Bravo de WWF-US y coautor del estudio. "Necesitamos unir a todos para restaurar la salud y el flujo del río y para que ayude a proporcionar agua y resiliencia también a las granjas y las comunidades".

El siguiente paso es abogar para que el río Grande/río Bravo sea una prioridad en las políticas federales y estatales clave, y aprovechar los fondos públicos y privados para apoyar a los grupos conservacionistas y a los agricultores en la ampliación de los esfuerzos de restauración. El agua es vida y juntos podemos garantizar un futuro sostenible para las personas y la vida silvestre que dependen del río Grande/río Bravo.

Lee el estudio completo aquí (continuar en inglés).