Una breve historia del carbono en nuestra atmósfera
- Fecha: 16 noviembre 2023
El carbono es esencial para la vida en la Tierra. Es uno de los cuatro elementos clave que componen el cuerpo humano (junto con el hidrógeno, el oxígeno y el nitrógeno) y se puede encontrar en nuestra atmósfera como dióxido de carbono (CO2 ) y monóxido de carbono (CO). A medida que la atmósfera ha evolucionado, la cantidad de carbono que contiene ha aumentado debido a la actividad humana, principalmente por la quema de combustibles fósiles. Este aumento, junto con un aumento en la cantidad de otros gases de efecto invernadero que actualmente están presentes en la atmósfera, ha calentado significativamente el planeta, dando como resultado la crisis climática que vivimos hoy en día.
La evolución de nuestra atmósfera
La atmósfera, una fina envoltura de gases que rodea nuestro planeta y sustenta la vida en la Tierra, evolucionó en etapas. Cuando la Tierra se formó por primera vez hace más de 4.6 millones de años, su superficie estaba fundida y casi no tenía atmósfera. A medida que se enfriaba, la atmósfera se formó a partir de gases como el dióxido de carbono y el vapor de agua que arrojaban las erupciones volcánicas. El vapor de agua finalmente se condensó para formar los océanos de la Tierra. El dióxido de carbono comenzó a disolverse en mares poco profundos y permitió que las cianobacterias (algas verdiazules) realizaran la fotosíntesis emitiendo oxígeno.
Hace más de 2.4 millones de años, este oxígeno finalmente se acumuló hasta que la composición atmosférica cambió lo suficiente como para matar a la mayoría de los microorganismos entonces existentes. El metano que quedaba en el aire creó una neblina. En aquella época, el oxígeno sólo estaba presente en compuestos, no como parte de los gases que componían la atmósfera terrestre.
Las complejas reacciones químicas de los primeros océanos transformaron las moléculas que contenían carbono en células vivas simples que no necesitaban oxígeno para sobrevivir. Utilizaron azufre y otros elementos como fuentes de energía en lugar de la fotosíntesis. Con el tiempo, los pequeños organismos fotosintéticos produjeron suficiente oxígeno para reaccionar con el metano de la atmósfera. Eventualmente, la neblina de metano se disipó, se desarrolló la mezcla de gases que sustentan los tipos de formas de vida en nuestro planeta hoy y el cielo se volvió azul.
El papel del carbono: el ciclo del carbono
La vida se sustenta alrededor del ciclo del carbono. Este proceso traza el camino del carbono a través de diferentes reservorios en la Tierra y el elemento está en constante movimiento. Los reservorios almacenan carbono de manera efectiva, entre ellos se encuentra nuestra atmósfera, los océanos, las plantas y los humanos.
El carbono desempeña un papel clave para el mantenimiento de la estabilidad de la atmósfera terrestre. El ciclo del carbono equilibra los niveles de carbono, lo que significa que la cantidad de carbono liberado naturalmente de los reservorios es igual a la cantidad de carbono almacenado naturalmente en los reservorios. Mantener este equilibrio permite que el planeta siga siendo hospitalario para la vida. Desde la era industrial, la actividad humana ha extraído carbono del suelo y lo ha quemado, añadiendo más carbono a la atmósfera que atrapa el calor. Esto ha derivado en una crisis climática y un calentamiento global.
El impacto de los humanos y el calentamiento global
Los científicos han reconocido en repetidas ocasiones los peligros de los combustibles fósiles y sus impactos en nuestro planeta. Debido al crecimiento industrial, costos más baratos y la amplia disponibilidad, hemos dependido de los combustibles fósiles sin una regulación adecuada durante más de 100 años. En 2022, alrededor del 60% de la electricidad generada en Estados Unidos provino de combustibles fósiles, lo que liberó más CO2 a la atmósfera. Al bombear incesantemente a la atmósfera más combustibles fósiles de los que los procesos naturales pueden eliminar, hemos aumentado la temperatura promedio de la Tierra en 1.8 °F (1.0 °C) desde finales del siglo XIX. La tasa anual de aumento del dióxido de carbono atmosférico durante los últimos 60 años es aproximadamente 100 veces más rápida que los aumentos naturales anteriores, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.
Esta alteración ya está ocasionando un amplio espectro de destructivos impactos climáticos, como tormentas con mayor frecuencia e intensidad, inundaciones generalizadas, peores incendios forestales y más olas de calor. Si no actuamos con decisión y rapidez, el sistema pronto hará que las condiciones en la Tierra sean aún más inhóspitas para la vida humana y muchas otras formas de vida.
Las actividades humanas son un marcador distintivo en los datos que muestran cómo el dióxido de carbono atmosférico ha aumentado con el tiempo.
La relación entre las actividades humanas y el aumento en la cantidad de carbono en la atmósfera es innegable. Hemos alterado el equilibrio vital necesario para sostener nuestros sistemas planetarios tal como los conocemos hasta hoy y ya estamos viendo las consecuencias.
Restaurando el equilibrio
Aún hay tiempo para frenar los peores impactos de la crisis climática. Los trabajos sobre el cambio climático que se centran en restablecer el equilibrio del ciclo del carbono son primordiales. En WWF, proyectos como el Renewable Thermal Collaborative y el Climate Business Network abordan directamente las emisiones en aplicaciones térmicas industriales y entre los socios corporativos para facilitar planes que reduzcan las emisiones dentro de las cadenas de suministro. También fomentamos las intervenciones de carbono de alta integridad a través de nuestro Nature-Based Solutions Origination Platform. Necesitamos acciones urgentes e integrales por parte de los individuos, comunidades, empresas y formuladores de políticas para poner fin a la era de los combustibles fósiles y restablecer el equilibrio de los sistemas de carbono en nuestro planeta.
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