El retroceso del gobierno federal deja los mares de Alaska vulnerables a posibles desastres

A diez años del derrame de petróleo del Deepwater Horizon, el peor en la historia de Estados Unidos, las aguas marinas y las zonas costeras del Ártico de Estados Unidos son más vulnerables que nunca a los desastres provocados por el hombre. En los años posteriores al desastre, los intentos por explorar petróleo y gas a miles de kilómetros de distancia en el Ártico resultaron ser un fiasco. En los primeros años después de los derrames el gobierno federal realizó importantes reformas, sin embargo la administración Trump ha debilitado las medidas diseñadas para evitar que ocurra otro derrame de petróleo en alta mar.

La extracción de petróleo y gas en altamar -así como su transportación a gran escala- representa una gran amenaza para las poblaciones y hábitats de vida silvestre que ya luchan por adaptarse a un clima que cambia rápidamente. La amenaza de un gran derrame de petróleo también agrava las dificultades relacionadas con el clima que enfrentan las comunidades costeras, las cuales ya están padeciendo peligrosas tormentas e inseguridad alimentaria, y adaptando su estilo de vida de subsistencia para sobrevivir ante los impactos del cambio climático.

deepwater skimming

Reformas y retrocesos después del desastre del Deepwater Horizon

La explosión del pozo Deepwater Horizon causó la muerte de millones de peces, tortugas marinas, delfines y aves marinas en el Golfo de México y degradó las costas en cinco estados. El derrame de petróleo también impactó a decenas de miles de personas que perdieron sus empleos y negocios. El desastre catalizó la ambición intersectorial y bipartidista para identificar los problemas, idear soluciones prácticas y fortalecer la supervisión de las regulaciones. Después de la catástrofe del Deepwater Horizon, las agencias de gobierno, la industria y los ciudadanos participaron en un proceso exhaustivo y de colaboración para investigar qué fue lo que falló y desarrollar nuevas reglas para evitar el futuro riesgo de explosiones en pozos similares. Los nuevos estándares que surgieron fueron vistos como prácticos y factibles y contaron con un amplio apoyo, incluso entre los miembros de la industria del petróleo y del gas. Desafortunadamente, estas reglas vitales han sido debilitadas por la administración Trump.

En los años posteriores al derrame de petróleo del Deepwater Horizon, la compañía petrolera Royal Dutch Shell siguió adelante con los esfuerzos de exploración de las reservas de petróleo en el Mar de Chukchi, a 70 millas de la costa noroeste de Alaska. A medida que la compañía avanzó, realizó una serie de pasos en falso que demostraron que las condiciones extremas y las limitaciones tecnológicas hacen que sea prácticamente imposible perforar de manera segura en las remotas aguas del Ártico. En 2016, el gobierno federal adoptó nuevas Normas para la Perforación del Ártico con el fin de regular las actividades de exploración de petróleo en alta mar en el Ártico. Los nuevos estándares en estas Normas para la Perforación del Ártico fortalecen los requisitos de planificación y preparación de la respuesta ante derrames de hidrocarburos, y están diseñados para proteger el medio ambiente marino costero y humano, así como las tradiciones culturales nativas de Alaska y el acceso a los recursos para la subsistencia. A pesar de estos importantes objetivos, la administración Trump ahora está planeando cambiar las Normas para la Perforación del Ártico o tal vez revocarlas por completo.

A diferencia del derrame de petróleo del Exxon Valdez de 1989, que condujo a la aprobación de una nueva legislación importante, la Ley de Contaminación por Petróleo de 1990, la tragedia del Deepwater Horizon no resultó en una respuesta legislativa importante. En cambio, el poder ejecutivo trabajó en estrecha colaboración con la industria para desarrollar medidas de protección sólidas, que culminaron con las Normas para el Control de Pozos y las Normas para la Perforación del Ártico.

Sin embargo, desde 2017, el gobierno federal ha revertido el curso y no ha implementado las verdaderas reformas y los cambios fundamentales que se necesitan para proteger los océanos, la vida animal marina y las comunidades costeras de Alaska de la devastación ocasionada por los principales eventos de contaminación por petróleo.

El debilitamiento de las normas y leyes tendrá efectos negativos a largo plazo para las personas y la vida silvestre.