La lucha contra la mina Pebble, de la bahía de Bristol, continúa
- Autor: Dave Aplin
Bahía de Bristol: Alaska
No puedo imaginar un mejor lugar en el mundo que la costa de la bahía de Bristol y sus ríos para observar osos salvajes. Cada verano, cientos de los osos pardos más grandes del mundo se congregan para pastar en las praderas, buscar almejas y atracarse de salmones que regresan a sus arroyos. Entre las cascadas y los humedales costeros puedes ver a las madres y a sus traviesos cachorros, así como a imponentes jabalíes.
Pero desafortunadamente estos osos y su hábitat enfrentan una gran amenaza: una mina de cobre y oro propuesta por Pebble Limited Partnership.
A fines de 2017, Pebble presentó sus planes al Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos para desarrollar una enorme mina a cielo abierto, en la cabecera de dos de los sistemas fluviales de salmón más productivos de la región. El año pasado, los 56 millones de salmones rojos que regresaron a la bahía de Bristol ayudaron a impulsar la economía local y estatal -sustentando a más de 14,000 empleos-, representaron el alimento de osos, belugas y águilas y enriquecieron a todo el ecosistema.
El desarrollo de la mina Pebble comprende la extracción de 1,500 millones de toneladas de material, la construcción de gigantescas estructuras de almacenamiento para desechos tóxicos, una planta eléctrica de 250 megavatios y un corredor de transporte de 86 millas (138 km) que terminaría en la playa Amakdedori, actual refugio para los osos. La construcción alteraría millones de acres de hábitat que sustentan la población de osos pardos más densa del planeta, a una de las pesquerías de salmón más grandes del mundo y la vida de miles de personas.
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