Los desarrolladores dicen que la mina Pebble no dañará la bahía de Bristol, en Alaska.
Pero la realidad demuestra lo contrario.
La propuesta para la construcción de una mina de oro y cobre en la cabecera de la bahía de Bristol implicaría desenterrar el equivalente a unos 60 millones de camiones de volteo de material; edificar gigantescas estructuras para el almacenamiento de desechos tóxicos; construir una planta de energía lo suficientemente grande como para alimentar una pequeña ciudad; y arrasaría con ecosistemas prístinos debido a la construcción de un corredor de 86 millas donde se transportarían materiales. Sin embargo, la agencia federal asignada para evaluar el plan presentado por la compañía minera dice que la zona no está en riesgo.
El Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos ha estado acelerando los permisos del proyecto de la mina Pebble, proceso que comprende determinar el impacto que la minería tendría en los vitales recursos de agua dulce de la región.
Aquí explicamos por qué la evaluación del Cuerpo de Ingenieros no coincide con la realidad.
El riesgo es real
La naturaleza y las personas no pueden vivir sin agua dulce. Para todas las especies que consideran esta región como su hogar, la bahía de Bristol es la clave de su sustento.
Existen más de 190 especies de aves en la bahía de Bristol y todas ellas dependen del suministro saludable de agua. Lo mismo sucede con unas 400 focas de agua dulce que habitan permanentemente en el lago Iliamna, lugar donde los desarrolladores pretenden transportar concentrado de minerales y otros materiales por medio de un sistema de barcazas. Los osos pardos migran por la región en busca de alimento y dependen en gran medida del salmón. De hecho, el salmón que se reproduce en los limpios y fríos afluentes de esta bahía es vital para la notable abundancia de la zona ya que los peces maduros distribuyen nutrientes marinos del mar de Bering y el Pacífico Norte a lo largo de la cuenca de la bahía de Bristol. Este verano, más de 56 millones de salmones regresaron a sus corrientes natales para completar sus épicos ciclos de vida.
Las comunidades de la bahía de Bristol también necesitan un ambiente saludable y con agua dulce abundante para prosperar. La observación de osos pardos sostiene una afluente industria turística valuada en decenas de millones de dólares anuales y la pesca del salmón mantiene una industria valuada en al menos mil millones de dólares al año. Las comunidades nativas dependen de la pesca del salmón y otras especies silvestres como principal fuente de proteínas para consumo.
Los riesgos ambientales, económicos y culturales de esta gigantesca mina a cielo abierto -ubicada en la cabecera de dos de los ríos productores de salmón más importantes del planeta- están bien documentados. Por lo tanto, proteger los irremplazables recursos de la bahía de Bristol requiere de gran atención.
Velocidad en lugar de ciencia
Durante un período de comentarios para un borrador de la manifestación de impacto ambiental preparado por el Cuerpo del Ejército, los propios científicos de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos advirtieron que aún faltan detalles "críticos" del proyecto y que, de aprobarse la mina Pebble, el impacto ambiental general no se ha considerado en su totalidad. Esos detalles que faltan significan que cualquiera de los planes del proyecto para mitigar los riesgos potenciales y evitar el desastre ecológico tampoco están acorde a la realidad.
"¿Por qué el Cuerpo del Ejército está acelerando el proceso de autorización y no coincide con ninguna de las realidades de la bahía de Bristol?", Preguntó Alannah Hurley, Directora Ejecutiva de United Tribes Bristol Bay, a los legisladores durante una audiencia en Capitol Hill. "Los estudios siguen sin resolverse, las lagunas de información siguen sin llenarse y el borrador (manifestación de impacto ambiental) ha sido universalmente condenado por la comunidad científica, por otras agencias federales y por nuestra propia gente debido a la falta de un exhaustivo análisis de este proyecto así como el impacto que tendría para los habitantes de la bahía de Bristol".
El Congreso puede tomar medidas
El Congreso tiene la oportunidad de proteger este hábitat especial.
No podemos permitir que se autorice la mina Pebble. Esta ha sido una batalla que ha durado más de una década y, en los últimos cinco años, más de medio millón de estadounidenses se han unido a WWF para instar al gobierno de Estados Unidos a detener el avance de la mina Pebble. No podemos abandonar esta lucha por proteger la bahía de Bristol, en Alaska.
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