Cuando la infraestructura perjudica a la naturaleza y a la gente

Considerando los impactos, riesgos y compensaciones a largo plazo que tienen las represas, caminos y otros proyectos

La infraestructura es el pilar de la civilización moderna. Es el entorno que construimos a nuestro alrededor: las casas en las que vivimos, las carreteras por las que viajamos y las redes que nos suministran agua y electricidad. Pero, en algunos casos, el beneficio de la infraestructura tiene un costo muy alto. Cuando la infraestructura se planea, diseña, desarrolla o mantiene inadecuadamente pone en riesgo la vida silvestre, los hábitats y a nuestras propias comunidades.

Con el simple hecho de elegir la ubicación incorrecta, la infraestructura puede ser perjudicial. Algunas áreas son demasiado vulnerables o ecológicamente importantes, y el desarrollo de un proyecto grande de infraestructura puede ocasionar serios impactos. Tal es el caso, por ejemplo, de los inalterados hábitats de la Bahía de Bristol, Alaska, o los últimos ríos del mundo que aún fluyen libremente; regiones únicas y ricas en biodiversidad como el Amazonas, Borneo o la cuenca del Congo; o áreas que ya están sufriendo los impactos de un planeta que se calienta rápidamente, como el Ártico y las comunidades costeras.

No todos los tipos de infraestructura son necesariamente buenos o malos, es cuestión de contexto. Aquí unos ejemplos

Represas

Una represa adecuada en el lugar indicado puede generar beneficios e impactar de forma mínima al medio ambiente. Pero represas inadecuadas en los lugares equivocados pueden ocasionar daños graves y de gran alcance. Cualquier tipo de infraestructura que cambie o desvíe el flujo de agua natural de un río importante puede tener impactos a gran escala y potencialmente destruir humedales, secar las cuencas de los ríos y exponer a las comunidades ante inundaciones o sequías. Si a esto le sumamos los efectos del cambio climático, los cambiantes patrones de precipitación y el aumento de la intensidad y frecuencia de las sequías extremas e inundaciones, estos impactos son aún más dañinos.

Una presa en mal estado puede contaminar más el agua, reducir o bloquear el flujo de sedimentos y poner en peligro la vida animal y vegetal tanto dentro como fuera del río. Para los animales acuáticos que migran, como el salmón y los delfines de río, las represas inadecuadas pueden detenerlos y limitar su capacidad de alimentarse y reproducirse. Solo un tercio de los ríos más grandes del mundo continúan fluyendo libremente por lo que cualquier proyecto de infraestructura que pueda obstruir estos ríos requiere una planeación sumamente cuidadosa.

Caminos

Las carreteras y otros corredores de transporte también pueden tener consecuencias negativas cuando son mal planeados o gestionados. Pueden dividir hábitats y rutas de migración, provocar choques entre vehículos y animales, contaminar y dar pie a más destrucción. Cuando se abren caminos en una zona a la cual antes no se tenía acceso, se permite la llegada de cazadores furtivos y madereros ilegales. En la Amazonía brasileña, el 95% de la deforestación se realiza a menos de cinco kilómetros de una carretera o río navegable. Tal como pudimos ver este verano, esto también aumenta la vulnerabilidad ante los incendios descontrolados, mismos que están aumentando en intensidad debido al incremento de las temperaturas, lo que se traduce en áreas quemadas mucho más grandes en manos de agricultores que intentan arrasar con el bosque para poder cultivar.

Minería, petróleo y gas

Las instalaciones mineras, petroleras y de gas también pueden ser infraestructura dañina. En el peor de los casos, estas instalaciones corren el riesgo ante catástrofes, cobrando vidas humanas y de animales y dañando profundamente los ecosistemas. En el mejor de los casos, continuarán perturbando las comunidades y los hábitats locales, contaminando el aire y el agua y contribuyendo al cambio climático global.

Luchando por infraestructura bien planeada

En algunas ocasiones, los riesgos asociados a nuevas infraestructuras superan claramente los beneficios. En los últimos años, tú nos has ayudado a evitar la construcción de represas en el río Mura; detener la exploración de petróleo en el Parque Nacional Virunga, hogar de gorilas de montaña que están críticamente amenazados; y mantener la presión contra el desarrollo de infraestructura minera en la Bahía de Bristol, en Alaska.

Pero WWF no pretende que todos los proyectos nuevos de infraestructura se detengan. Existen muchos desarrollos que pueden traer beneficios a nuestro medio ambiente: instalaciones de energías renovables, infraestructura de saneamiento e higiene y estructuras de alta eficiencia y resistentes al clima que se planean tomando en cuenta los ecosistemas y los hábitats de la vida silvestre. Para que la infraestructura beneficie a todos, los responsables de la planeación deben considerar los impactos, riesgos y compensaciones a largo plazo. Deben tener en cuenta la biodiversidad y el cambio climático, desarrollar un plan de gobernanza y gestión a largo plazo e involucrar a las comunidades locales desde el inicio de la planeación. WWF colabora con las comunidades, empresas, gobiernos e instituciones financieras de todo el mundo para asegurar que la infraestructura nueva se haga correctamente, de manera que minimice los daños a la vida silvestre, que tenga en cuenta los importantes beneficios que la naturaleza proporciona y que maximice los beneficios para las comunidades locales.

Conoce más del trabajo de WWF en proyectos de infraestructura (continuar en inglés).